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José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa eran los cerebros financieros de la organización criminal Guerreros Unidos. De acuerdo con las declaraciones de Sidronio Casarrubias Salgado, El Chino, máximo líder de la organización, el ex alcalde de Iguala controlaba la mitad de los municipios que conforman la región norte del estado.
Por ser una zona estratégica de operación del trasiego de droga y una de sus rutas de escape de los operativos de las Fuerzas Armadas, Abarca Velázquez tenía comprados a los alcaldes de seis municipios colindantes con el Estado de México y Morelos.
En la declaración de Sidronio Casarrubias, que está en la averiguación previa que tiene abierta la PGR por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, se indica que el entonces alcalde utilizaba el dinero de las arcas de Iguala para pagar a los directores de las policías y a los presidentes municipales de Taxco, Cocula, Buena Vista de Cuéllar, Tepecoacuilco, Huitzuco y Teloloapan; sin embargo, los dos últimos “voltearon bandera”.
Según consta en la versión pública del expediente, Abarca poseía un inmueble que tenía una cisterna en la que guardaba tambos con 7 millones de dólares, centenarios y joyas.
Sidronio Casarrubias asumió el control de Guerreros Unidos en julio de 2014, y se dedicó a cobrar a los deudores de su hermano Mario, El Sapo, fundador de la organización. Aunque la versión de esta indagatoria no incluye los nombres de los ediles que presuntamente eran cómplices de Abarca y su esposa, quienes son señalados como líderes criminales en la región, autoridades de la PGR confirmaron que a partir de estos datos existe una línea para investigar la participación de otros ex funcionarios guerrerenses.
En el expediente, de más de 50 mil fojas, se indica que el enlace entre los alcaldes y los directores de seguridad pública de los municipios mencionados eran Raúl Núñez Salgado El Camperra y Gildardo López Astudillo El Gil, integrantes de Guerreros Unidos.
El escudo que formó el ex alcalde de Iguala con el apoyo de las policías municipales de la región norte de Guerrero fue utilizado para contener la entrada de Los Caballeros Templarios y la Familia Michoacana por el Estado de México, y a Los Rojos, al mando de Santiago Mazari Hernández El Carrete, por Morelos.
María de los Ángeles Pineda, esposa de Abarca, según consta en las declaraciones de algunos de los detenidos, es la principal operadora de actividades delictivas orquestadas desde la presidencia municipal, en complicidad con Guerreros Unidos.
Al ampliar su declaración, Casarrubias, quien está recluido en el penal de El Altiplano por delincuencia organizada y portación de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, señaló que El Gil visitaba con frecuencia a José Luis Abarca en la alcaldía para cerrar acuerdos y estrategias de sus operaciones criminales.