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Militantes del Estado Islámico (EI) atacaron una aldea al sur de Mosul, donde mataron a varias personas, incluyendo a dos periodistas, pese a que perderían su último reducto en la ciudad ante el avance del ejército iraquí, se informó ayer.
El ataque contra la aldea Imam Gharbi pareció ser un tipo de acción de distracción, al estilo de guerrillas, a la que podría recurrir el EI mientras fuerzas iraquíes respaldadas por Estados Unidos recuperan el control de ciudades que el grupo yihadista capturó en una ofensiva en 2014.
Fuentes de seguridad dijeron que insurgentes del EI se infiltraron en Imam Gharbi, a unos 70 kilómetros al sur de Mosul en la ribera occidental del río Tigris, el miércoles por la noche desde una porción de territorio aún bajo su control en la ribera oriental.
Se informó de la muerte de dos periodistas iraquíes y de otros dos que resultaron heridos mientras cubrían el contraataque de las fuerzas de seguridad del país para recuperar la aldea el viernes. También murieron o resultaron heridos en los enfrentamientos un número desconocido de civiles y militares.
Las fuerzas de seguridad iraquíes aseguraron que están muy cerca de lograr recuperar por completo Mosul. El comandante de la ofensiva, Abd al Amir Rashid Jarallah, afirmó que los últimos enfrentamientos están siendo complicados debido a la fuerte resistencia que están oponiendo los milicianos del EI.
Además, aún hay miles de civiles atrapados en las zonas de combate y los extremistas están recurriendo a atentados suicidas en un acto de desesperación, explicó.
Por motivos de seguridad, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) suspendió temporalmente ciertas actividades en las instalaciones de emergencia en Al Qayara y en el campo de Haj Ali, situados a unos 60 kilómetros de Mosul.
Ambos lugares de emergencia, que acogen a unos 79 mil iraquíes desplazados, fueron construidos por la OIM en cooperación con el Ministerio iraquí de Desplazamiento y Migración.
Civiles atrapados en el casco antiguo de la ciudad intentan huir de la zona, aunque sea vestidos sólo con su ropa interior para que las fuerzas iraquíes no los confundan con yihadistas.
Fue el caso de un hombre de 47 años, identificado como Abu Sara, quien dijo que tras pasar días bajo los bombardeos de la aviación iraquí y de la coalición internacional, y los disparos del EI, salió semidesnudo junto con su familia.
“Estábamos atrapados en túneles bajo tierra, luchando contra la muerte”, aseguró a la agencia EFE tras hacerse con una botella de agua y un cigarrillo que le cedió un soldado iraquí. “Lo hemos perdido todo, sólo hemos logrado salvar nuestras vidas”, destacó. Los hombres se ven obligados a quitarse la ropa para mostrar a las tropas que no llevan explosivos adosados al cuerpo, después de que en los pasados días terroristas suicidas del EI se hayan infiltrado entre los civiles.