Un mes después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazara con poner fin a las ruedas de prensa de la Casa Blanca, se han minimizado los encuentros con los periodistas y baraja cambios en su equipo de comunicación, en una muestra de la tendencia al secretismo del gobierno.

“Sean [Spicer] ha engordado”. Con esa frase respondió el lunes el estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon, al mensaje de texto de una periodista de The Atlantic, Rosie Gray, quien le preguntó por qué se había prohibido el acceso de las cámaras de televisión a la conferencia de prensa diaria del portavoz de Trump. La broma circuló entre los corresponsales ante la Casa Blanca, cada vez más inquietos ante un equipo de comunicaciones que ha reducido el número, acortado la duración y minimizado el acceso a sus conferencias de prensa, que ya no siempre son diarias.

Spicer, el portavoz de la Casa Blanca, volvió ayer a someterse al escrutinio de las cámaras por primera vez en ocho días. “La conferencia de prensa sólo es un aspecto de lo que hacemos. Estamos aquí desde muy temprano por la mañana, hasta muy tarde por la noche, y respondemos preguntas”, indicó.

El portavoz ha tenido una relación combativa con los medios desde su primer día en el cargo. Tras meses de rumores sobre su posible salida del cargo, Spicer está ahora entrevistando a candidatos para sustituirlo en la tarea de dar conferencias de prensa y se prepara para ocupar un puesto de mayor rango, más relacionado con la estrategia comunicativa de la Casa Blanca, según informes de prensa.

Spicer respondió ayer con un “sigo aquí” a la pregunta de si va a abandonar el cargo, aunque reconoció que su equipo ha estado barajando cambios desde que el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Mike Dubke, abandonó el puesto a finales de mayo. “Hemos estado reuniéndonos con gente que podría dar un servicio a esta administración”, admitió.

La revista Politico indicó el lunes que Spicer ha contactado a Laura Ingraham, una comentarista de Fox News, para ofrecerle el papel de portavoz de la Casa Blanca, aunque ella dijo que encabezar las ruedas de prensa no es algo que “muera” por hacer.

Especialistas ven el caos en el equipo de comunicación como un reflejo de la volatilidad de Trump, quien intenta controlar el mensaje mediante sus tuits. “La administración de Trump ha tratado de manipular las conferencias de prensa debido a su deseo de secretismo y control, pero también por su desdén respecto a los medios generalistas, un desdén que tiene que ver con su incapacidad de controlar a la prensa”, dijo Tammy Vigil, experta en comunicación política.

Es un secreto a voces que Trump está frustrado desde hace meses con Spicer y prefiere a su “número dos”, Sarah Sanders. La mayor parte del problema es que “hay enormes incoherencias en los mensajes que envía” la Casa Blanca, “muchas de ellas causadas por el propio Trump”, reflexionó Vigil, quien añadió que el presidente “y su equipo juegan con la verdad, y eso hace difícil construir un mensaje coherente y defendible. Por eso, Spicer estaba destinado a fracasar y quien lo reemplace tendrá seguramente problemas similares, a no ser que se arregle el problema de raíz”. 

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