Los candidatos a la presidencia de Francia, el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, llevaron ayer a cabo sus últimos actos de campaña antes de la elección del domingo.

Fue un día agitado para ambos candidatos. Mientras Le Pen recibió huevazos, Macron fue interpelado por sindicalistas que criticaron su propuesta de reformas liberales.

En la localidad de Albi, en el sur de Francia, Macron destacó la “vitalidad democrática” del candidato de la izquierda derrotado en la primera vuelta electoral del 23 de abril, Jean-Luc Mélenchon, en un intento por atraer a los electores de izquierda. Los 7 millones de votos obtenidos por Mélenchon son clave para la victoria en la segunda vuelta del 7 de mayo. El líder de izquierda dio a entender que votará por Macron pero se negó a expresarle un apoyo abierto.

Más temprano, durante una visita a una fábrica de vidrio en esa misma localidad, el candidato fue abucheado por algunos trabajadores mientras expresaba sus promesas de campaña.

En contraste, recibió un apoyo inesperado a su campaña, de parte del ex presidente estadounidense Barack Obama, quien dijo que Macron “apela a las esperanzas de la gente y no a sus temores”. Líderes de las minorías judía, musulmana y protestante en Francia también llamaron votar por Macron.

En cuanto a Le Pen, el canal C-News informó que durante su visita a un pueblo en Bretaña más temprano la líder del Frente Nacional (FN) recibió huevazos. En las imágenes se podía ver cómo su personal de seguridad la rodeaba para que pudiera llegar hasta una fábrica que planeaba visitar. El padre de Le Pen, Jean-Marie, no le ayudó, al criticar su desempeño en el debate televisivo de esta semana.

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