El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, decretó ayer la ley marcial por 60 días para la región de Mindanao, en el sur del país, tras enfrentamientos registrados entre tropas gubernamentales y rebeldes islamistas, al tiempo que pidió en Moscú armas para enfrentarlos.
Unos 100 rebeldes islamistas atacaron la ciudad de Marawi, donde incendiaron una cárcel, una escuela y varias casas y tomaron un hospital. En imágenes publicadas en internet se veía a los combatientes armados circulando por las calles de la ciudad con banderas negras de la milicia terrorista Estado Islámico (EI). Al menos dos soldados y un policía murieron en los enfrentamientos. Según un portavoz del ejército, los atacantes son presuntos miembros de los grupos terroristas Abu Sayyaf y Maute, que juraron lealtad al EI.
Duterte, de gira en Moscú, tuvo que recortar su visita, aunque se reunió de todos modos con su par ruso, Vladimir Putin. “Nuestro país necesita armamentos modernos... para luchar contra el EI”, dijo.
El mandatario dijo, en un video publicado en la página del gobierno, que podría extender un año la ley marcial.