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En su primera visita a Israel, Donald Trump evocó su visión de una solución pacífica para la región e hizo historia al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos en ejercicio que visitó el Muro de las Lamentaciones, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Hay que trabajar en un futuro que incluya la paz para todos, dijo Trump y señaló que existe “la rara oportunidad” de alcanzar la paz y estabilidad en Cercano Oriente, “derrotando al terrorismo y creando un futuro de armonía, prosperidad y paz”.
El magnate subrayó el vínculo “indestructible” que existe entre Israel y Estados Unidos. “No vamos a permitir nunca que se repitan las atrocidades del siglo XX”, afirmó en alusión al exterminio de 6 millones de judíos durante el nazismo.
Trump y su esposa Melania fueron recibidos por al presidente Reuven Rivlin y el primer ministro Benjamin Netanyahu. El magnate es acompañado de una gran delegación, que incluye a su hija Ivanka y a su marido Jared Kushner, asesor en asuntos de Cercano Oriente.
Durante su visita, Trump siguió impulsando su intento de aislar a Irán. “Irán nunca puede tener la bomba atómica”, dijo tras una reunión con Rivlin en Jerusalén.
Irán debe poner fin a su apoyo al terrorismo, reclamó. Muchos países del mundo árabe son conscientes de la creciente amenaza que supone esa nación. De hecho, varios países árabes modificaron ya su posición con respecto a Israel, dijo.
Tras reunirse con Netanyahu, Trump señaló que Israel y EU observan cómo Teherán amenaza a la región. El primer ministro agradeció expresamente al magnate por el anunciado giro en la política de Estados Unidos hacia Irán. Netanyahu dijo que se puede hacer retroceder a Irán de manera conjunta y así impedir que se convierta en una potencia atómica. “Por primera vez en muchos años, y en mi vida, veo el potencial para un cambio”, destacó.
Netanyahu también expresó su disposición a lograr una solución pacífica en su conflicto con los países vecinos y los palestinos. “Israel extiende su mano para cerrar la paz”, aseguró y afirmó que Israel garantiza los derechos de todas las religiones mientras los cristianos son perseguidos en otros países de Cercano Oriente.
“Queremos una paz auténtica, duradera, que garantice la seguridad del Estado judío y ponga fin de una vez por todas al conflicto”, afirmó el primer ministro israelí. Netanyahu se declaró convencido de que la alianza entre Israel y Estados Unidos se afianzará aún más en el gobierno de Trump.
También el presidente Rivlin expresó la esperanza de que se establezca la paz entre las tres grandes religiones monoteístas en el mundo: “Tenemos convicciones diferentes, pero todos veneramos al mismo Dios”.
“Podemos cooperar para un futuro mejor y deberíamos seguir haciéndolo, juntos”, señaló.
Al referirse al 50 aniversario de la “reunificación de Jerusalén”, Rivlin manifestó: “Nos hace sentir muy felices saber que el principal aliado de Israel reconoce la importancia de Jerusalén para los judíos en el mundo entero. Jerusalén es el corazón palpitante de los judíos, como ha sido desde hace 3 mil años”.
Israel conquistó durante la Guerra de los Siete Días, en junio de 1967, la parte oriental de Jerusalén y más tarde se anexó este sector. Jerusalén no es reconocida internacionalmente como capital de Israel. Los palestinos aspiran a convertir Jerusalén Este en la capital de un futuro Estado independiente.
El presidente Trump visitó el Muro de las Lamentaciones en la Ciudad Vieja de Jerusalén y la Iglesia del Santo Sepulcro. Israel desplegó más de 10 mil policías para garantizar la seguridad durante esta visita y cerró varias de las calles principales.
Antes de continuar su viaje a Roma hoy, Trump tiene previsto visitar el memorial del Holocausto Yad Vashem y ofrecer un discurso en el Museo de Israel en Jerusalén. Se espera que en ese lugar exprese las bases de un posible acuerdo de paz.
En coincidencia con la visita a la región de Trump, al menos 100 palestinos resultaron heridos ayer en Cisjordania en protestas en apoyo a la huelga de hambre de presos israelíes.
Hasta las 16:00 (hora local) los equipos de auxilio habían atendido “a 100 heridos, ocho por lesiones de munición real, veinte por heridos por balas de metal recubiertas de caucho, 64 por inhalación de gas y ocho por lesiones como resultado de quemaduras o caída”, informó la Media Luna Roja.
Este servicio de emergencias, equivalente a la Cruz Roja, habilitó un hospital de campaña en la zona de Qalandia, donde está el puesto de control que separa Ramala de Jerusalén, al que se aproximó una marcha con cientos de personas que partió desde el centro de la ciudad. También hubo heridos en protestas violentas en Hebrón, Jericó, Qalquilia, Abu Dis, cerca de Belén, y Deir Sharaf, en Nablus, entre otras localidades de Cisjordania.
Las protestas han sido convocadas por el Comité Nacional de Apoyo a los Presos palestinos en huelga de hambre y por las facciones políticas como parte de los actos de solidaridad con reos en cárceles israelíes.