El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó ayer un llamado a los líderes árabes y musulmanes reunidos en esta ciudad a “expulsar” a los terroristas de sus países y a aislar a Irán, nación a la que acusó de financiar el terrorismo.
Durante su participación en la cumbre árabe-islámico-estadounidense, que se celebró en la capital de Arabia Saudita, Trump se mostró dispuesto a formar una alianza con los países islámicos para exterminar el extremismo.
Los países árabes deben garantizar “que los terroristas no encuentren un lugar seguro en sus territorios nacionales”, dijo el mandatario durante el segundía día del primer viaje al extranjero de su presidencia.
“Expúlsenlos. Expúlsenlos de sus lugares de culto. Expúlsenlos de la Tierra Santa”, exhortó Trump ante los líderes de 50 países. “Sólo es posible un futuro mejor si sus naciones expulsan a los terroristas y extremistas”, añadió.
El magnate se mostró convencido de que en esta cumbre comienza un nuevo capítulo en las relaciones con el mundo islámico, y dijo llevar un mensaje de “amistad, esperanza y amor”.
Agregó que no estaba allí para aleccionar a otros sobre su fe y estilo de vida. En lugar de eso, Estados Unidos quiere “ofrecer colaboración —basada en intereses y valores compartidos— para buscar un futuro mejor para todos”.
El presidente quiso dejar claro que la guerra contra el terrorismo no es una lucha entre distintas creencias, sino “una batalla entre el bien y el mal”.
“Es una batalla entre criminales bárbaros, que quieren aniquilar la vida humana, y personas decentes de todas las religiones que quieren protegerla. Es una batalla entre el bien y el mal”, expresó. Trump también habló de combatir el “extremismo islámico” y el “terrorismo islámico” y se refirió al islam como una de las “grandes religiones” del mundo.
Arremeten contra Irán. El presidente Trump acusó a Irán, principal rival de Arabia Saudita en la región, de financiar el terrorismo y pidió un boicot internacional en su contra. “Todos los países deben aislarlo”, dijo.
“De Líbano a Irak y a Yemen, Irán financia armas y entrena a terroristas, malintencionados y otros grupos terroristas que extienden la destrucción y el caos por la región”, lanzó Trump.
Al inicio de la cumbre, el rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz, afirmó que su país “está harto de sus prácticas hostiles [de Irán] y de sus interferencias en Yemen y en otros países de la región”. El monarca saudita negó cualquier responsabilidad de los países árabes en la propagación del terrorismo y acusó de ello a Irán, a quien calificó de “punta de lanza del terrorismo”.
El monarca aseguró que el islam es una religión de tolerancia y de convivencia pacífica, pero el régimen iraní, las milicias chiítas hutíes de Yemen, la milicia terrorista Estado Islámico (EI), Al Qaeda y otros, utilizan esa religión como pretexto para sus maquinaciones criminales. Agregó que su país está decidido a exterminar al EI.
Irán tiene una participación estratégica en la guerra de Siria, donde es aliado del gobierno de Bashar al-Assad, al igual que Rusia.
Arabia Saudita confiaba en que la visita de Trump le sirviera para recabar más apoyo entre sus aliados y EU frente a Irán, y también confía en que Washington aumente sus ataques contra las fuerzas de Al-Assad en Siria.
Al inicio de este segundo día de viaje, Trump se reunió con el rey de Bahréin, Hamad bin Isa al Jalifa, y con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, para estrechar las relaciones bilaterales con ambos países árabes. También participó en una cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo, integrado por seis países y liderado por los sauditas.
Por la noche, Trump y el monarca saudita inauguraron un centro dedicado a la lucha contra el extremismo, con sede en Riad y desde el cual se busca combatir la ideología radical, sobre todo en internet. El centro, llamado “Moderación”, hará seguimiento de la información que se intercambia en internet y tratará de frenar el discurso de odio.