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Las revelaciones de que el presidente brasileño Michel Temer habría avalado el pago de un soborno al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, preso por corrupción, desataron ayer un terremoto político en el país. El mandatario defendió su inocencia.
Según el diario O Globo, Temer fue grabado por un importante empresario dando su aval al pago de sobornos para comprar el silencio de Cunha, encarcelado en el marco de las investigaciones de corrupción en Petrobras.
Temer se habría reunido el 7 de marzo con Joesley Batista, uno de los dueños del grupo que controla el frigorífico JBS, líder mundial de la producción de carnes. En el audio entregado a la fiscalía brasileña, según el rotativo, se oye a Batista contar al mandatario que efectuaba pagos a Cunha, ya preso, y a su operador, Lúcio Funaro, también detenido, para mantenerlos callados respecto de la megacausa sobre corrupción política Lava Jato. Entonces, se escucha a Temer responder: “Tienes que mantener eso [los sobornos]”.
El mandatario negó tajantemente esas acusaciones.
“El presidente Michel Temer jamás solicitó pagos para obtener el silencio del ex diputado Eduardo Cunha. No participó ni autorizó ningún movimiento con el objetivo de evitar delación o colaboración con la justicia por el ex parlamentario”, señaló anoche un comunicado de la Presidencia de la República. La nota reconoce, sin embargo, que hubo un encuentro con Batista en marzo, pero que no discutieron de nada que comprometiese “la conducta” del mandatario.
La denuncia hecha ante la Justicia incluye un video en el que se ve a un enviado de Temer, el diputado Rodrigo Rocha Lourdes de su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), recibiendo una maleta de dinero con el equivalente a casi 160 mil dólares, aseguró también Globo.
Según la información divulgada, Batista y su hermano Wesley firmaron un acuerdo de delación premiada para obtener una reducción de penas. Batista sostuvo haber pagado el equivalente a 1.6 millones de dólares a Cunha después de que éste fuera detenido el año pasado.
La información causó de inmediato conmoción en el país, donde la Cámara de Diputados interrumpió en Brasilia una sesión tras oír la noticia. El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, dijo que la noticia sobre Temer “es una bomba que cae sobre el país”.
“En este momento en que surgen esas grabaciones, este gobierno no tiene legitimidad para continuar gobernando. Llegó al punto y final. El punto final si no viene por su renuncia, será hecho por esta Cámara y por este Senado a través de un impeachment”, afirmó Carlos Zarattini, diputado del Partido de los Trabajadores (PT).
También Alessandro Molon, del partido Rede Sustentabilidade, adelantó que solicitó a la Cámara la apertura de un impeachment. Los dueños de JBS, afirmó, abrieron “el acto final de una bomba atómica que va a explotar en el país”. “La delación premiada que hicieron tiene un poder de destrucción igual o mayor a la de Odebrecht”, agregó, en referencia a las delaciones de 77 ex ejecutivos de esa constructora, una de las grandes implicadas de la Operación Lava Jato, que investiga la red de sobornos en Petrobras.
El escándalo Petrobras puso en la mira de la justicia a encumbrados empresarios y a políticos de primer plano de prácticamente todos los partidos.
Molon acotó que queda en manos del presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, aceptar o rechazar su pedido de impeachment.
“¡Que se vaya!”. Manifestantes salieron espontáneamente en Brasilia a pedir la dimisión de Temer frente al Palacio de Planalto con gritos de “Fuera Temer” y “Elecciones ya”. Actos similares se repitieron en Sao Paulo. Temer y Cunha fueron los grandes artífices del impeachment que hace un año sacó del poder a la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), acusada de manipular las cuentas públicas.