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Once personas murieron y 45 resultaron heridas el lunes cuando una explosión destruyó un vagón del metro de San Petersburgo, en un ataque que habría sido perpetrado por un suicida relacionado con radicales islamistas, dijo la agencia de noticias rusa Interfax citando a una fuente de seguridad.
El presidente ruso, Vladimir Putin, quien se encontraba en San Petersburgo para una reunión con el líder bielorruso, Alexander Lukashenko, visitó el lugar de la explosión en la noche del lunes y dejó un ramo de flores rojas en homenaje a las víctimas.
Testigos dijeron que vieron pasajeros ensangrentados y con quemaduras saliendo del vagón del metro, cuya puerta quedó destrozada por la fuerza de la explosión, y a otras personas tiradas en la plataforma mientras el humo llenaba la estación.
Rusia ha sufrido en el pasado ataques con bombas de parte de rebeldes islamistas de la región del Cáucaso Norte. La rebelión en esa zona ha sido prácticamente aplastada, pero la intervención militar de Moscú en Siria hace que el país sea un objetivo potencial para el Estado Islámico, señalan expertos de seguridad.
Ninguna organización se adjudicó la responsabilidad de inmediato. Autoridades dijeron que trataban lo ocurrido como un acto de terrorismo pero no había confirmación oficial de relación con algún movimiento islamista.
Interfax informó, citando a una fuente de seguridad no identificada, que restos humanos examinados en el lugar sugieren que un atacante suicida se inmoló. Agregó que la policía identificó a un sospechoso relacionado con grupos islamistas declarados ilegales en Rusia.
Si se confirma que el autor fue un militante islamista, seguramente el Kremlin señalará que el ataque remarca la importancia de su campaña en Siria, donde respalda al presidente Bashar al-Assad. Pero también puede ser tomado como una prueba de que la intervención de Putin en el conflicto en Oriente Medio ha convertido a la sociedad rusa en objetivos de ataques.
Hace dos años, Estado Islámico dijo que derribó un avión con turistas rusos que viajaban al país desde un centro turístico en el Mar Rojo. Las 224 personas que iban en la nave murieron.
Poco después de la explosión, ambulancias y cuerpos de bomberos descendieron a la estación de metro de Sennaya Ploshchad, construida con concreto y vidrio. Un helicóptero sobrevolaba el sector, mientras una multitud se congregaba para observar las operaciones de rescate.
El Comité Nacional Antiterrorismo dijo que los muertos llegaban a 11 y que 45 personas estaban hospitalizadas por heridas. Autoridades cerraron todas las estaciones de metro de San Petersburgo, mientras que el metro de Moscú dijo que estaba tomando medidas de seguridad adicionales en caso de ataque, aunque no especificó el tenor de la decisión.
El ataque en San Petersburgo, antigua capital imperial de Rusia, tendría cierto simbolismo para cualquier grupo rebelde, especialmente para EI o separatistas chechenos. En el pasado, los atentados se han concentrado en Moscú, entre ellos un aeropuerto, un teatro y una estación de metro en el 2010.
Un enorme agujero podía verse en un lado del vagón atacado, con restos de metales esparcidos a lo largo de la plataforma. Varios pasajeros intentaron romper las ventanas de un vagón cerrado. La televisión rusa dijo que muchas personas sufrieron laceraciones por restos de metales y vidrios.