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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que estaba totalmente dispuesto a acabar de forma unilateral con el Tratado de Libre Comercio (TLC) con México y Canadá, y que iba a realizarlo el próximo sábado. En una entrevista con The Washington Post, Trump reiteró en más de una ocasión que estaba “preparado para terminarlo” y que “iba a hacerlo”.
Durante el día, el presidente había asegurado que “iba a terminar con el TLCAN en dos o tres días”, lo que coincide en tiempos con la voluntad de dar el golpe de efecto el sábado, justo en la celebración de los primeros 100 días de su presidencia. Al final, Trump reculó en su postura, e hizo un llamado al inicio de las negociaciones de forma inmediata. “Ya han empezado, hoy mismo”, aseguró, refiriéndose al día de ayer.
Las llamadas del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, fueron determinantes para consolidar el cambio de opinión.
“Por un lado me gusta la cancelación. Por otro lado, me gustan, mucho, los dos (mandatarios). Tenemos una muy buena relación. Y es muy difícil, cuando tienes esta relación, realmente es algo que no sería un acto bonito. No sería exactamente un acto amistoso”, reconoció.
Sobre la llamada de Peña Nieto, Trump rememoró que el líder mexicano le dijo que “agradecería que pudiéramos negociar en lugar de cancelar, porque cancelar pone muchas cosas en movimiento que podrían ser devastadoras para mucha gente”.
Paralelamente, dos miembros del gabinete del gobierno mexicano habrían advertido a sus contrapartes que si Trump anunciaba su intención de irse del TLCAN, México no se sentaría en la mesa de negociación en un futuro para dialogar “con una pistola en la cabeza”.
Sin embargo, la decisión estaba tomada mucho antes de las comunicaciones telefónicas de urgencia que sostuvo con sus pares al norte y al sur. Según el reporte del Post en el seno de la Casa Blanca había mucha división sobre el asunto, y al final triunfó el sector liderado por los elementos más tecnócratas y leales.
En medio de la vorágine que despertó el rumor de la decisión unilateral, su asesor y yerno Jared Kushner, así como dos miembros del gabinete, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y el de Agricultura, Sonny Perdue, maniobraron para convencer al presidente de que se echara para atrás, incluso mostrándole un mapa con las zonas que estarían afectadas y subrayando que, en gran parte, serían territorios que votaron por él.
“Le dije: mira, hay cosas positivas y negativas en hacerlo (irse del TLCAN), y ambas podrían acabar en buen puerto”, relató Kushner al Post. Sin embargo, el yerno habría insistido en la gran ventaja negociadora con la que cuenta EU y que, de hacer un anuncio de imprevisto, la situación política en Canadá y México sería tan tirante que podría conllevar la imposibilidad de formar una mesa de diálogo.
Varias empresas, incluida la Cámara de Comercio, se pusieron en contacto con la Casa Blanca para saber qué iba a pasar y pedir que no se firmara el decreto. Especialmente vociferantes fueron las del sector agrícola, temerosos de que con ese movimiento México volviera a imponer aranceles a sus productos.
En el otro lado de la balanza estaba el sector más populista de la Casa Blanca, liderado por su estratega en jefe Steve Bannon y el asesor comercial Peter Navarro, quienes le animaban a que hiciera el anuncio este sábado para contentar a una base electoral a la que le faltan triunfos tras una campaña populista llena de promesas y que ahora no se están cumpliendo. Bannon, en una pizarra en su despacho, tenía anotada la fecha del 29 de abril y la palabra NAFTA (las siglas del TLC en inglés) en grandes letras.
En la entrevista, Trump igual se guardó el as en la manga de cancelar cuando le plazca y cambiar de opinión si “no hay una conclusión satisfactoria” de la renegociación. “En ese caso, terminaré con el TLC”, concluyó el presidente.
pmba