Ilia tiene cara de cansado. Maltratado y torturado por hombres con uniforme militar en Chechenia, este homosexual huyó hasta Moscú con el miedo en el cuerpo. “En Chechenia sólo podía elegir entre mentir o morir”, cuenta.

A sus 20 años, se esconde en una casita de ladrillo rojo en las afueras de la capital rusa, donde reside junto a otros cinco chechenos que también tuvieron que abandonar la pequeña república musulmana del Cáucaso ruso. Todos se niegan a revelar su verdadera identidad por temor a ser identificados y perseguidos.

“Si uno de mis familiares se entera de que soy homosexual, no dudará en matarme”, explica Nortcho, “y si no lo hacen, alguien los matará por no haber restablecido el honor de la familia”.

El gobernante de Chechenia, Ramzan Kadyrov, aseguró ayer al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que las acusaciones de hombres homosexuales detenidos y asesinados en la región no tienen base y no hay motivos para dudar de su palabra, indicó el portavoz del Kremlin.

Dmitry Peskov también dijo que los investigadores no han encontrado pruebas que respalden los reportes del periódico Novaya Gazeta sobre que la policía en la república chechena, de mayoría musulmana, había detenido a más de 100 hombres sospechosos de ser homosexuales y al menos tres habían sido asesinados.

Putin se reunió el miércoles por la tarde con Kadyrov, quien le pidió al presidente que no creyera los artículos “provocadores”. Sin embargo, el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de Naciones Unidas y varias organizaciones internacionales sí han tomado en serio los reportes y han instado al gobierno ruso a investigar.

La homofobia es común en Rusia, pero no alcanza el extremo de Chechenia , en donde la homosexualidad, considerada como un tabú, es un crimen pasible de muerte en la mayoría de las familias. A finales de marzo, una investigación del diario independiente Novaia Gazeta suscitó indignación.

El medio, conocido por sus artículos críticos con Kadyrov, aseguró que los homosexuales son blanco de las autoridades locales, que las fuerzas de seguridad detuvieron a más de 100 homosexuales e incitaron a sus familias a matarlos para “lavar su honor”. Novaia Gazeta añade que al menos dos personas murieron a manos de sus familiares, y una tercera falleció a consecuencia de actos de tortura.

Defensores de derechos humanos han denunciado por años abusos y secuestros por parte de las milicias del poder, llamadas “kadirovtsi”.

En Moscú, la Liga LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) ayuda a los chechenos que huyeron de la república musulmana. La ONG, que recibe “entre tres y cuatro llamadas de auxilio al día”, ha ex filtrado de Moscú a 30 personas en peligro, según Olga Baranova, responsable de la oficina de la asociación en la capital.

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