El secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, no concurrirá a una reunión de la OTAN en abril, aunque ese mes viajará a Rusia, anunció el martes un alto funcionarios, lo que alimentó las dudas sobre el compromiso de Washington con sus aliados europeos.
En lugar de Tillerson, el 5 y 6 de abril estará en la cita de Bruselas el vicesecretario de Estado, lo que no favorece los esfuerzos oficiales por acallar los interrogantes acerca de los planes del presidente estadounidense Donald Trump en relación a la OTAN y sobre su intento por mejorar las relaciones con Moscú.
Esta decisión sin precedentes amenaza con preocupar aun más a una alianza atlántica ya inquieta por las críticas del presidente Donald Trump, que la había calificado de "obsoleta".
La ausencia de Rex Tillerson podría explicarse por la visita del presidente chino, Xi Jinping, a la residencia privada de Donald Trump en Florida a comienzos de abril.
El departamento de Estado se limitó a explicar que, de todos modos, Tillerson se verá esta semana con muchos ministros de Relaciones Exteriores de los 28 miembros de la alianza militar en una reunión en Washington de la coalición que combate al Estado Islámico (EI) y aclaró que "en abril concurrirá a una cumbre del G7 en Italia y luego viajará a Rusia".
Por su lado, la OTAN no quiere generar polémicas por la anunciada ausencia de Tillerson. 
"A los aliados les incumbe decidir a qué nivel están representados" en las reuniones ministeriales, dijo un responsable. Su secretario general, Jens Stoltenberg, que estará en Washington desde el lunes, "continuará con sus contactos regulares con la administración estadounidense, que confirmó su fuerte compromiso con la OTAN tanto de palabra como en actos", destacó el funcionario.
Cuando el martes recibió a Stoltenberg, el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, también aseguró que el vínculo transatlántico cambia pero "se fortalece".


Pero teniendo en cuenta el papel crucial de Estados Unidos en el seno de la alianza, la ausencia de su nuevo secretario de Estado supone un golpe para la cita de ministros, y no dejará de preocupar a algunos miembros, sobre todo a los países del este de Europa, inquietos por Rusia.
La alianza atlántica decidió estos últimos años fortalecer como nunca antes desde el fin de la Guerra Fría la presencia militar en su flanco oriental, debido a una actitud considerada amenazante de Moscú desde que se anexó la península ucraniana de Crimea en 2014.
Esta ausencia "alimenta las crecientes dudas de los aliados sobre el compromiso de Estados Unidos", escribió Ivo Daalder, exembajador estadounidense ante la OTAN. Actualmente presidente del centro de reflexión Chicago Council, escribió en Twitter que la reunión ministerial era "crucial" para preparar las cumbres de la OTAN. "Estados Unidos no puede faltar".
"Por supuesto que el secretario Tillerson debería estar en la reunión de la Otan", afirmó otro exembajador estadounidense ante la Otan, Nicholas Burns, profesor en Harvard. "Somos los líderes de la OTAN y deberíamos reunirnos con nuestros aliados antes que con Rusia".
Tras cerca de dos meses en el cargo, Rex Tillerson aún debe designar a altos cargos diplomáticos en su ministerio. Pero el influyente departamento de Estado parece estar fuera de juego, con su ministro mostrando un bajo perfil en público y ante la prensa.
Frente a esta discreción, otros funcionarios de alto rango de la administración Trump intentan reafirmar el compromiso de Washington con sus aliados militares en Europa. El vicepresidente Mike Pence y el jefe del Pentágono, James Mattis, viajaron a Bruselas en febrero para elogiar "la fortaleza del vínculo transatlántico". 
Pero la tarea es difícil a causa de las recurrentes críticas de Trump. La semana pasada, por ejemplo, expresó en Twitter, después de reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel, que Alemania debía "sumas enormes" de dinero a la OTAN y Estados Unidos, reanudando así sus denuncias de que los aliados de Estados Unidos no están pagando su parte.

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