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Lejos de terminar, la guerra de la administración Donald Trump contra los medios de comunicación acumula batallas. Importantes y reconocidos medios fueron ayer vetados de participar de un encuentro de prensa con el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien eligió a dedo a los periodistas que podían recibir la información que ofrece diariamente.
El nuevo episodio de confrontación con la prensa tuvo protagonistas como CNN, The New York Times, Politico y Los Ángeles Times, el digital Buzzfeed e incluso la británica BBC, en lo que muchos vieron como un distractor ante las últimas filtraciones sobre los lazos entre Trump y el Kremlin.
Antes del inicio de un encuentro informal, funcionarios de la Casa Blanca impidieron la participación de los citados medios. Los reporteros de AP y la revista Time boicotearon el encuentro en solidaridad. Sí entraron, por otra parte, el ultraderechista Breitbart o los conservadores Washington Times y One America News Network.
Nadie en el gremio recuerda una selección a dedo de un grupo de periodistas en un encuentro genérico del portavoz de la Casa Blanca. La maniobra es un paso más en la tensión que se vive en el imposible romance entre prensa y Trump.
Minutos antes, el presidente dijo que los medios de comunicación son “deshonestos”, “el enemigo del pueblo”, difusores de “noticias falsas” de forma constante, frases que suelen usar él y su equipo. Su estratega en jefe e ideólogo, Steve Bannon, dijo una vez que prefería que la prensa tuviera “la boca cerrada”. En su discurso, el presidente insinuó que no debería estar permitido publicar información con fuentes anónimas, a pesar de que en el pasado él mismo las citó para sus teorías conspirativas sobre el nacimiento del entonces mandatario Barack Obama.
Son precisamente fuentes anónimas las culpables del degoteo de filtraciones que erosionan la administración Trump. La última, destapada por CNN, asegura que la Casa Blanca trató de influir al FBI para que negara los supuestos contactos de la campaña de Trump con el Kremlin, nuevo episodio del escándalo de vínculos rusos que, de confirmarse, podría ser un delito de obstrucción de la justicia.
No es la primera vez que el equipo de Trump toma represalias contra los medios de comunicación: durante la campaña negó credenciales a diversos periodistas, especialmente de la prensa internacional, hispana o que hubiera publicado algo que no fuera de su agrado. Ello, aunque el mismo Spicer, en enero, dijo que prohibir hacer su trabajo a los medios no era correcto porque eso “hacen las dictaduras”.
“Es inaceptable”, dijeron ayer en CNN. “Parece que esto es lo que pasa cuando reportas hechos que no les gustan”, añadieron. La Casa Blanca negó que hubiera sido una represalia. La medida se suma a las versiones de la existencia de informes exhaustivos sobre periodistas que cubren el gobierno.
a estrategia de la Casa Blanca está funcionando. El presidente logra controlar el ciclo informativo y menos estadounidenses creen en la información de los principales medios.