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La Casa Blanca lanzó ayer una dura advertencia a Irán por su reciente prueba de un misil balístico, a la que Estados Unidos calificó de una provocación y una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).
“A partir de hoy [miércoles] estamos poniendo oficialmente bajo aviso a Irán”, dijo el asesor de seguridad nacional Michael Flynn en su primera aparición ante reporteros desde que Donald Trump asumió el cargo de presidente el 20 de enero pasado.
El test del fin de semana, junto con un ataque esta semana a una embarcación de Arabia Saudita por parte de militantes hutíes respaldados por Teherán, “subraya lo que debería haber estado claro todo el tiempo para la comunidad internacional sobre el comportamiento desestabilizador de Irán a lo largo de Cercano Oriente”, dijo Flynn. “En estas y otras actividades similares, Irán socava la seguridad, amenaza a amigos y aliados de EU en la región y pone en riesgo la vida de estadounidenses”, aseguró Flynn, quien denunció que la administración previa de Barack Obama no hizo suficiente por contener a Irán.
También consideró que Teherán se vio incentivado a un comportamiento aún más provocativo por el acuerdo nuclear. “En lugar de estar agradecido con EU por este acuerdo, Irán se siente ahora envalentonado”, insistió el consejero.
Según los reportes, el misil balístico fue lanzado el pasado domingo desde un centro de pruebas situado a unos 225 kilómetros al este de Teherán y explotó al reentrar en la atmósfera terrestre después de haber recorrido 965 kilómetros. “Se trata de misiles sin cabezas nucleares, por lo que no hay ninguna violación”, justificó el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohamed Yawad Zarif, en Teherán.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseveró el lunes que la prueba iraní podría suponer una violación de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige a Teherán no realizar pruebas con misiles balísticos capaces de ser dotados con cabezas nucleares.