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Denostada por la familia real y por millones de españoles, la infanta Cristina de Borbón tuvo un final agridulce a cinco años de proceso judicial: absuelta de fraude fiscal, vio a su marido, Iñaki Urdangarin, condenado a prisión.
En enero de 2016, la infanta de 51 años se convirtió en la primera integrante de la familia del rey en ser juzgada, acusada de complicidad de fraude fiscal con su marido, Iñaki Urdangarin, protagonista de un escándalo de malversación de fondos públicos.
Intelectual y deportista, apasionada de vela, causó sensación a los 19 años cuando escogió estudiar ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid, una de las facultades más contestatarias.
Tras culminar un máster en relaciones internacionales en Nueva York, se instala en Barcelona, alejándose a los 27 años de unos padres malavenidos por las infidelidades del rey.
En 1997, su boda con un jugador del FC Barcelona de balonmano, marcó un apogeo en la popularidad de la familia real española.
Radiante con su diadema de diamantes, la "infanta catalana" regaló al país un momento inhabitual de comunión nacional, casándose con un vasco en Barcelona.
En 2004 Cristina e Iñaki se compran un palacete en Barcelona por 6 millones de euros. "¿De dónde sale el dinero?", se preguntaba el diario El Mundo, especulando ya sobre cómo Urdangarin manejaba los fondos públicos y privados de su instituto Nóos.
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