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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que, aunque él defiende el uso de la tortura en los interrogatorios a los sospechosos de terrorismo, dejará que su secretario de Defensa, quien se opone a esa táctica, tome la decisión sobre si retomarla o no.
"Él (el general James Mattis) ha dicho públicamente que no cree necesariamente en la tortura y la asfixia simulada ('waterboarding')", dijo Trump en una conferencia de prensa conjunta con la primera ministra británica, Theresa May.
"Yo no estoy necesariamente de acuerdo, pero su opinión tendrá prioridad (sobre la mía) porque voy a darle ese poder. Él es un experto, un general de generales, y me voy a apoyar en él", agregó.
"Vamos a ganar (en la lucha antiterrorista) con o sin (tortura)", sentenció el nuevo mandatario.
Trump aseguró esta semana, en una entrevista televisiva, que cree "rotundamente" que las torturas utilizadas por la Administración de George W. Bush (2001-2009) en la lucha contra el terrorismo "funcionan".
El presidente afirmó, en la misma entrevista, que "personas en lo más alto de la cúpula de inteligencia" le han asegurado que la tortura funciona, y abogó por combatir "fuego con fuego" para hacer frente a los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Tanto Mattis, flamante secretario de Defensa, como el nuevo director de la CIA, Mike Pompeo, expresaron durante sus audiencias de confirmación de sus respectivos cargos el rechazo al uso de la tortura para extraer información de los sospechosos de terrorismo.
El "ahogamiento simulado", la privación de sueño, el uso de perros agresivos, los gritos, los golpes o la humillación fueron algunas de las técnicas de "interrogatorios forzados" instauradas tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra EU por el Gobierno del entonces presidente George W. Bush.
El expresidente Barack Obama firmó órdenes ejecutivas al llegar a la Casa Blanca en 2009 para poner fin a esas prácticas, mientras que el Senado legisló en contra de esos métodos en 2015.
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