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Washington.— La administración del presidente Donald Trump ordenó ayer la remoción de más de una docena de funcionarios del Servicio Exterior de Carrera, dejando vacantes varios cargos clave en el Departamento de Estado. La información se dio a conocer horas después de que medios estadounidenses señalaran que diplomáticos de carrera habían presentado sus renuncias antes de la llegada del nominado como titular de Exteriores, el empresario Rex Tillerson.
Entre los funcionarios removidos están Patrick Kennedy, quien sirvió nueve años como subsecretario de Administración; las subsecretarias auxiliares de Administración y Asuntos Consulares, Joyce Anne Barr y Michele Bond, en forma respectiva, así como el embajador Gentry Smith, director de la Oficina de Misiones Extranjeras.
La cadena de televisión CNN informó que todos ellos recibieron cartas de la Casa Blanca en las que se les señalaban que sus servicios ya no eran necesarios. Por lo general se pide a los funcionarios que están en ese tipo de posiciones que permanezcan en sus cargos hasta que sus sucesores sean confirmados.
La decisión significa que si Tillerson es confirmado como secretario de Estado, como se prevé, enfrentará un inusual vacío de liderazgo en la Secretaría de Estado. Sin embargo, un funcionario descartó que los diplomáticos se hayan ido en señal de rechazo a la administración Trump. “No hay ningún intento de desdeñar al presidente. La gente no está renunciando ni huyendo a disgusto. Es la Casa Blanca la que está ‘limpiando la casa’”, dijo, citado por la cadena CNN.
El vocero del Departamento de Estado, Mark Toner, señaló en un comunicado que “estos cargos son nombramientos políticos y requieren que el presidente los designe y que el Senado los confirme en esas funciones, no son nombramientos de carrera, pero sí de plazo limitado”. Detalló que algunos funcionarios seguirán en el servicio exterior en otras posiciones y otros se retirarán por elección o porque han excedido los límites de tiempo de su grado en servicio.
La polémica sobre el aparente disgusto en el Departamento de Estado con la forma en que Trump está llevando la administración se sumó a la que desataron sus palabras del miércoles, cuando señaló que podría reinstalar prácticas de interrogatoris consideradas como tortura porque “funcionan”.
El secretario de Defensa, James Ma-
ttis, externó su rechazo. “Mattis dijo en su proceso de confirmación que se apegará y respetará la ley internacional, la Ley de Conflicto Armado, las Convenciones de Ginebra y la ley estadounidense, y eso no ha cambiado”, dijo el vocero del Pentágono, capitán Jeff Davis, a la prensa ayer. El nominado de Trump para encabezar la Agencia Central de Inteligencia, Mike Pompeo, también se mostró en contra de la tortura en su audiencia de confirmación.
El senador republicano John McCain dijo en una declaración que “el presidente puede firmar las órdenes ejecutivas que quiera, pero la ley es la ley. No traeremos de vuelta la tortura a EU”.
Incluso, la Organización de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) subrayó la importancia de respetar las leyes internacionales que prohíben la tortura, según dijo su secretario general, Jens Stoltenberg. Los Convenios de Ginebra de 1949 prohíben la tortura y el tratamiento cruel de los prisioneros.
Un tercer frente de controversia se abrió cuando Trump prohibió a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) que informe de sus avances a la prensa o actualice las redes sociales, a la vez que congeló sus contratos y subvenciones. Un memorándum interno especifica que ningún comunicado de prensa saldrá a audiencias externas, no habrá “mensajes de blog” y las solicitudes de medios serán examinadas cuidadosamente.
En respuesta, algunas cuentas oficiales de redes sociales han enviado tuits con mensajes en contra de la agenda de Trump, además de que hay filtraciones de información desde el gobierno federal hacia los medios.
“Las declaraciones de Trump han envenenado el pozo hasta cierto punto”, dijo Christine Todd Whitman, jefa de la EPA durante el gobierno del presidente George W. Bush. “Si el personal de carrera no te cree, si no confían en ti, la situación podría volverse compleja”.
La rebelión ha llegado a la NASA donde, según medios, empleados crearon la cuenta no oficial @RogueNASA en Twi-
tter, presentándola como la del “equipo de ‘Resistencia’ no oficial de la NASA” en la que, dicen, difundirán “noticias reales, hechos reales”.