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Bajo el lustroso traje de gala oficial, hay un Washington en pantalones tejanos que se atrinchera en el corazón progresista de la ciudad para enviar un mensaje de resistencia a Donald Trump, un presidente al que rechazan el 95,9 % de sus nuevos vecinos.
Muy cerca de donde terminan las gradas y las decoraciones patrióticas para su toma de posesión el viernes, teatros, salas de conciertos y bares exhiben los carteles de decenas de eventos alternativos en defensa de la diversidad que ahora ven amenazada.
"La antiinvestidura", "Baile de paz: voces de esperanza y resistencia", "No mi investidura", "Poesía de rebelión y resistencia", "No gracias: una noche de sonidos antifascistas" son algunas de las iniciativas con las que Washington DC, una de las ciudades más progresistas del país, se desmarca del nuevo presidente.
Los fondos recaudados en estos eventos se donarán además para asociaciones que trabajan en favor de los colectivos que se sienten en riesgo ante el Gobierno Trump: inmigrantes, mujeres, personas de bajos recursos y víctimas de abuso sexual.
"Se trata de empezar a movilizar a la gente para los próximos años", explica Maegan Wood, la publicista del Black Cat, uno de los templos de la música independiente de la ciudad que esta semana programa conciertos y espectáculos benéficos anti-Trump para apoyar a organizaciones locales.
Wood recuerda los días previos a las investiduras del presidente Barack Obama (2009 y 2013) y habla de "una sensación muy, muy, diferente" a la que ahora se palpa en la ciudad.
La nostalgia anticipada ante la salida de Obama de la Casa Blanca puede verse en la multitudinaria convocatoria "Gracias, Obama" del jueves en el Mead Center for American Theater y en numerosas fiestas más pequeñas en toda la ciudad como el "Adiós Mr. President" del Tropicalia o la sesión de baile en su honor del Songbyrd.
"Pasar de Obama a Trump es algo demasiado difícil de aceptar", cuenta Tiffany, una joven afroamericana que vivió la "emoción colectiva" de la primera investidura de Obama en 2009 y ahora observa con tristeza la "pesadumbre" con la que la ciudad espera este año su gran cita cuatrienal.
En los folletos de los eventos queda patente el miedo que despierta el Gobierno Trump: "Resistimos como mujeres, homosexuales, indígenas, personas de color, musulmanes e inmigrantes para afrontar los retos de los próximos cuatro años", dice el del "Cabaret solidario".
Otros son aún más contundentes: "El Gobierno Trump presume de rasgos autoritarios clásicos. Estamos alarmados. Es imperativo que nos unamos para resistir y luchar contra este peligro claro y presente", se lee en el de "Sonidos antifascistas".
Más sutiles han sido los programadores del cine alternativo "Suns Cinema" que, sin mencionar a Trump, han elegido para el día de la investidura el clásico de Charles Chaplin "El gran dictador".
En esa línea, la céntrica cafetería-librería Kramerbooks exhibe esta semana un libro sobre el ascenso del dictador nazi Adolf Hitler junto a otro sobre Trump.
En el Busboys and Poets, otro de los tótem del progresismo de la ciudad, prefieren hablar de "resistencia", "esperanza" y "paz" en sus eventos, aunque una visita a su restaurante-librería de la calle 14 basta para comprobar que sus habituales están muy preocupados por la llegada al poder de Trump.
"Desde que ganó estamos vendiendo muchos libros que explican cómo ha podido pasar esto y qué significa para nuestra democracia. La gente quiere entender algo que les cuesta creer", explica Justin detrás de un mostrador de libros sobre feminismo y movilización social.
"Quizás ahora más gente necesite este refugio que el Busboys ha sido siempre para el DC progresista", añade Marquis, otro de los jóvenes libreros.
El dueño del Busboys, el artista y activista de origen iraquí Andy Shallal, ha organizado además la fiesta alternativa de mayores dimensiones: un gran evento en el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana al que prometen que asistirán el jueves más artistas y famosos que a la investidura de Trump.
En el "Baile de Paz: voces de esperanza y resistencia" participarán la cantante Solange Knowles, hermana de Beyoncé, la cantante de jazz Esperanza Spalding, la escritora Naomi Klein, el chef español José Andrés y los actores y activistas Danny Glover, Ashley Judd y Fran Drescher.
"Es una celebración de lo logrado en los últimos cuatro años. Yo no tengo paciencia para la tristeza", dice Shallal, que prefiere la lucha a la queja en tiempos de Trump.
lsm