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Santiago de Cuba.— La caravana salió antes del tiempo anunciado. Poco después de las 06:30 horas del domingo las cenizas de Fidel Castro salieron de la Plaza de la Revolución Antonio Macedo, para su último viaje con destino al cementerio de Santa Efigenia, en Santiago de Cuba.
Soldados vestidos con uniforme de gala y un brazalete negro conducían la comitiva. El avance del cortejo fúnebre fue escoltado por una valla de santiagueros que madrugaron para tener el mejor lugar, la mejor vista, la mejor posición y, desde ahí, poder dar el último adiós. Con el grito: “¡Yo soy Fidel!” muchos simpatizantes mostraron su apoyo y su dolor por la muerte del hombre que durante cinco décadas estuvo al frente del gobierno cubano.
Los cubanos tuvieron que esperar hasta la tarde para ingresar al cementerio y ver desde lejos el lugar donde fue depositada la urna con las cenizas del líder de la Revolución Cubana.
Una ceremonia familiar. Oficiales vestidos con uniforme de gala, familiares e invitados especiales —entre ellos el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el de Nicaragua, Daniel Ortega— fueron los únicos autorizados para ingresar al cementerio. El pueblo y la prensa quedaron afuera.
La ceremonia familiar comenzó con 21 salvas militares. La urna de Fidel Castro fue introducida por su hermano Raúl, quien tras hacerlo realizó marcialmente un saludo militar, según fuentes que estuvieron presentes.
A diferencia de los otros homenajes, este momento no fue transmititido en vivo por la televisión cubana.
La cripta que contiene las cenizas de Castro es de roca redondeada, está a unos 200 metros de la entrada del cementerio de Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, muy cerca de la tumba del héroe independentista José Martí, y está rodeada de palmas reales, el árbol nacional de Cuba.
Se trata de una gran roca gris claro de unos dos metros de altura, que tiene en la zona frontal una placa metálica de tono gris-turquesa con la palabra “Fidel” escrita en letras doradas. Una pequeña cerca de barrotes negros rodea
el espacio. Así concluyen nueve días de luto oficial decretados por la muerte de Fidel Castro, ocurrida la noche del viernes 25 de noviembre.
Las cenizas recorrieron el país durante cuatro días, desde el miércoles hasta el sábado, a lo largo de más de mil kilómetros visitando pueblos y comunidades, donde la gente salió a despedirse con banderas y pañuelos.
El recorrido por la isla revivió a la inversa la ruta de la “Caravana de la Libertad” que el propio Fidel Castro realizó en 1959, tras la victoria al dictador Fulgencio Batista.
El espacio cerrado en el que estarán los restos de Castro, cuyas causas de muerte todavía se mantienen en secreto, tiene una placa que identifica al hombre que cambió las estructuras políticas, sociales, económicas, militares y judiciales de Cuba y cuya muerte cierra uno de los periodos más dramáticos en su historia, sólo tiene un nombre: “Fidel”.