Con porras como “¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!”, “¡Se ve, se siente, el Papa está presente!”, o cantos como “Cielito lindo”, fieles mexicanos animaron la visita del Papa al nacimiento monumental de la Plaza de San Pedro.
Antes de despedirse del 2016, el Papa visitó este sábado el pesebre y el árbol de Navidad de 25 metros de alto colocados en el centro de la Plaza, donde saludó a fieles que de inmediato se acercaron a felicitarlo.
Tras encabezar el rezo de las vísperas en la Basílica vaticana, Francisco se dirigió a pie hasta la plaza donde habían sido colocadas vallas en las cuales se encontraban miles de fieles y curiosos.
Entre ellos un numeroso grupo de mexicanos, que gritaron las porras y los cantos; mientras el Papa -que tenía un sobretodo blanco- avanzaba estrechando manos e impartiendo bendiciones, en el trayecto se detenía para besar bebés y niños.
Una vez ante el nacimiento, Jorge Mario Bergoglio rezó unos instantes en silencio y después recorrió el pesebre acompañado por el presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Giuseppe Bertello.
Luego saludó a los trabajadores y artesanos que se ocuparon del armado, mientras la banda de música de la Guardia Suiza Pontificia interpretaba villancicos navideños.
En ese momento los mexicanos volvieron a la carga con una porra: “a la bio, a la bao, a la bim bom ba, el Papa, el Papa, ra ra ra”.
Al terminar, el líder católicos se dirigió a otra zona de vallas donde se encontraban varias banderas mexicanas. Volvió a estrechar manos, a besar niños, a recibir cartas y regalos, además de bromear en diversos momentos con jóvenes y fieles en general, luego se retiró.
El pesebre fue ubicado en el centro de la plaza vaticana, junto al famoso obelisco.
La Santa Sede decidió adornar con luces de bajo consumo las decoraciones navideñas gigantes, que fueron inauguradas el pasado 9 de diciembre y permanecerán hasta el próximo 6 de enero, fiesta de la Epifanía.
El árbol mide 25 metros, con una circunferencia máxima del tronco de 65 centímetros y fue donado por el municipio de Scurelle, en la norteña provincia autónoma italiana de Trento.
Fue adornado con centenares de esferas de arcilla que llevan dibujos realizados por niños bajo terapia en los pabellones oncológicos de algunos hospitales italianos.
Estos infantes, junto a sus padres, participaron en un programa de cerámico-terapia recreativa en laboratorios hospitalarios ideados y coordinados por la Fundación Condesa Lene Thun.
Además de las esferas ubicadas en el árbol, junto al mismo se exhiben algunos de los adornos más significativos con frases dedicadas al Papa por pequeños como Giovanni, de cinco años; Chiara, de siete años; Samuel, de 10 años; y Georgia, de 14 años.
La iluminación del árbol está compuesta por 18 mil lámparas con tecnología LED, de las cuales mil 400 con efecto “chispa”, para un peso total de 140 kilogramos y un consumo de apenas 1.7 kilowatts.
El pesebre monumental fue donado por el gobierno de Malta que lanzó un concurso entre artistas locales en el cual triunfó Manwel Grech con un diseño escenográfico que reproduce el paisaje maltés, incluyendo construcciones, flora y fauna de esa isla.
La obra mide 17 metros de ancho, ocho de alto y 12 de profundidad. Los personajes –unas 17 figuras, excluidos los animales- llevan indumentaria típica maltesa, herramientas e instrumentos musicales.
Entre los detalles del nacimiento destaca el “luzzu”, típica embarcación del archipiélago maltés que representa la tradición, la pesca y la vida, pero también la realidad de los migrantes que en aguas del Mediterráneo navegan con destino a Europa.
Según la tradición, por delante del nacimiento fue colocada una tela color verde donde la gente de manera espontánea lanza monedas como si se tratara de una fuente.
Junto al pesebre fue colocada, como signo de solidaridad, unas piedras y una cruz provenientes de la fachada de la Basílica de San Benito en la localidad italiana de Nursia, destruida en el terremoto del 24 de agosto pasado.
A pocos pasos un cartel aclara que las monedas donadas por los peregrinos serán destinadas a la reconstrucción del oratorio parroquial de Nursia, gravemente dañado en el movimiento telúrico.