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El presidente brasileño, Michel Temer, debe renunciar, y tiene que hacerlo antes del 1 de enero de 2017, afirmó ayer aquí la ex mandataria Dilma Rousseff, al subrayar que si lo hace después no habría elecciones directas para elegir a un sucesor, sino que el Congreso definiría.
Rousseff, quien participó en la conferencia “Más democracia, más derechos humanos, más justicia social” en la sede de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), habló antes con la prensa, y se refirió al rápido deterioro del gobierno de Temer, jaqueado por los testimonios judiciales de Marcelo Odebrecht —el ex presidente de la enorme empresa de construcción que lleva su nombre—, quien admitió haberle dado 3 millones de dólares en sobornos.
Sin referirse a este caso particular, Dilma dijo que “no se trata simplemente de la renuncia del presidente Temer, sino de saber cuándo renunciará y si serán convocadas elecciones directas. Caso contrario [si el Congreso elige a un sucesor], estamos asistiendo a un ‘golpe dentro del golpe’, una práctica muy adoptada en Brasil. Recordemos el año 1964, el del golpe militar, que se completó con otro golpe en 1968”.
La sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva dijo también que desde su salida de la presidencia “a través de un impeachment fraudulento”, se evitó que la crisis brasileña fuera resuelta “con el único mecanismo plausible, que es la elección directa”.
A Rousseff se le preguntó luego si los actos de corrupción que se le pueden adjudicar a Odebrecht se correspondían con ese “golpe dentro del golpe”. La ex presidenta eligió no mencionar siquiera el nombre de la constructora, pero dijo que “hay que distinguir: si el combate a la corrupción se utiliza mal, hiere a la Justicia”.
Rousseff remarcó: “Es grave cuando intentan usar la Justicia como instrumento de combate político”, y dijo que la operación Lava Jato ha utilizado herramientas legales como la delación premiada, que fueron propuestas por su gobierno. “Estamos viviendo un proceso que corroe la democracia de Brasil”. En Brasil, Temer descartó que vaya a renunciar ante las acusaciones de irregularidades en su contra.