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En Argentina, una ley nacional regula los controles a la pirotecnia y a los fuegos artificiales. Desde la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (CAEFA) se informó a EL UNIVERSAL que, por un lado, las compañías que importan o fabrican pirotecnia deben estar registradas ante el Estado –a través de la Agencia Nacional de Materiales Controlados– y todos sus productos son homologados por el Ejército Argentino o la Universidad Nacional de Tucumán, entre otros organismos públicos. En las pruebas se estudia cómo se comporta el producto ante el traqueteo y el calor, y en su funcionamiento. Los depósitos también deben ser habilitados especialmente por el Estado.
Los productos argentinos de pirotecnia no pueden estar fabricados con pólvora blanca, que se hace en base al clorato de potasio, porque origina fricción y es sensible al roce, al golpe y al calor. En cambio, se utiliza pólvora negra.
“Hace poco, una delegación nuestra fue a México a hablar con los colegas, porque ellos estaban estudiando cómo cambiar su legislación y hacerla similar a la argentina”, dijo a este diario Mario Ruschin, presidente de la CAEFA. El directivo agregó: “Lamentamos mucho lo que ocurrió allá. En Argentina no creemos que un accidente así, en un sitio con tanta mercadería junta, pudiera ser factible”.
Aunque en Argentina el uso de la pirotecnia es legal, el diputado socialista Adrián Camps presentó recientemente en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley para prohibir los fuegos artificiales ruidosos, como las bombas de estruendo, los tres tiros o las baterías que superen los 70 decibeles. El proyecto de ley indica los efectos negativos de la pirotecnia en personas con autismo, en niños recién nacidos, en ancianos, en animales domésticos y en aves urbanas. Además, fue lanzado un petitorio en la web Change.org, que superó las 3 mil firmas.
Según un informe de la Sociedad Argentina de Pediatría, más de mil personas por año llegan a los hospitales con heridas por el uso indebido de pirotecnia. El 50 % son niños de entre 5 y 14 años; el 75 % del total de adultos son varones. Con información de la sala de quemados del Hospital de Niños de la ciudad de La Plata se agrega además que más de la mitad de los niños lesionados estaban supervisados por un adulto en el momento del accidente. Las quemaduras más graves se producen en las manos y dejan secuelas graves; algunas con limitación de la movilidad y necesidad de tratamiento quirúrgico.
“Con la tecnología existente, los fuegos artificiales pueden realizar un espectáculo de luz y color sin la necesidad de producir altos niveles de ruido”, dijo el diputado Camps. Y ante la posible queja de los fabricantes de fuegos de artificio, aclaró que “sería fantástico que pudiésemos arribar a un acuerdo que contemple la preservación de los puestos de trabajo y el bienestar del conjunto de la población y los animales que habitan nuestra ciudad”. En febrero de 2017, este diputado iniciará una serie de reuniones con representantes de CAEFA para llegar a un acuerdo.
En esta industria trabajan directamente 6 mil personas y otras 50 mil de modo indirecto. Dos grandes compañías (Cienfuegos y Júpiter) lideran el mercado.
Por otro lado, en la ciudad de Trenque Laquen (de la provincia de Buenos Aires), una campaña del gobierno municipal dice: “Para muchos, un petardo es una agresión. Nada justifica el uso de la pirotecnia”. Aunque la pirotecnia no está prohibida allí, CAEFA envió una queja al alcalde Miguel Fernández, alegando un perjuicio económico para las empresas.
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