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El Congreso de Colombia culminó ayer la refrendación del nuevo acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un primer paso para implementar el pacto con el que se busca poner fin al conflicto armado interno más antiguo de América Latina.
El acuerdo modificado fue firmado la semana pasada entre el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, pero excluyó los cambios exigidos por la oposición política luego de que el pacto original fue rechazado en un plebiscito celebrado el pasado 2 de octubre.
Con 130 votos a favor y ninguno en contra, la Cámara de Representantes aprobó el acuerdo que permitirá a unos 7 mil guerrilleros de las FARC dejar las armas a más tardar en seis meses y formar un partido político. El Senado había refrendado el martes el pacto con 75 votos a favor y ninguno en contra.
“Mañana [hoy] comienza el día D”, dijo el presidente Santos en un acto de gobierno. “En el día D más 150, las FARC le habrán entregado hasta la última arma a las Naciones Unidas y habrán dejado de existir”.
Los legisladores del opositor Centro Democrático, liderado por el ex presidente Álvaro Uribe, se retiraron en el momento de la votación. Ellos exigen cárcel para los jefes de la guerrilla por sus delitos cometidos durante el conflicto y se oponen a que se postulen a cargos de elección popular.
Este acuerdo ha dividido a la nación de casi 49 millones de habitantes, una sociedad conservadora donde todavía está arraigado el rechazo a la guerrilla por su pasado criminal y donde muchos aún no están dispuestos a perdonar años de violencia.
Santos, ganador del premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para acabar el conflicto armado, deberá pasar proyectos de ley al Congreso para implementar el acuerdo, que incluye acceso a la tierra para los campesinos pobres, administración de justicia, narcotráfico, compensación a las víctimas, desminado y un cese bilateral y definitivo al fuego supervisado por Naciones Unidas.
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