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El magnate Donald Trump, un polémico personaje ajeno a la política por quien nadie apostaba hace año y medio al iniciar la contienda electoral, sorprendió al mundo al ganar la elección presidencial en Estados Unidos.
El republicano ofreció un discurso de aceptación desde el Hotel Hilton en Nueva York, en donde prometió que se convertirá en “el presidente de todos los estadounidenses”, sin importar género, raza o religión, a pesar de que durante toda su campaña se caracterizó por atacar a mujeres, migrantes, mexicanos, afroamericanos, musulmanes y otras minorías.
La victoria del magnate causó un desplome de los mercados a nivel mundial, incluida la bolsa mexicana y el peso, que alcanzó un nuevo mínimo histórico, con una cotización inédita de 20.75 pesos por dolar.
México, constante objeto de los ataques de Trump, podría enfrentar ahora uno de los peores escenarios posibles, con la promesa del magnate de construir un muro en la frontera y hacer pagar a nuestro país por él; replantear o incluso eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y deportar a millones de indocumentados de vuelta a sus países de origen.
Aunque el magnate nunca dio detalles sobre cómo construiría el muro, estimó que su construcción costaría unos 8 mil millones de dólares y aseguró que encontraría la forma de hacer que México pagara dicha suma, a pesar de que el propio presidente de ese país, Enrique Peña Nieto, reiterara que eso no ocurrirá. Faltará ver cuál será el plan de Trump para llevar a cabo un proyecto de esta escala.
Durante su campaña, el republicano también prometió poner fin a las conversaciones para restablecer las relaciones con Cuba, a pesar del progreso histórico que ambas naciones han alcanzado en el último año. Esta jugada supondría un golpe más de Trump contra América Latina, una región muy poco abordada por el magnate durante su campaña.
También será hora de que Trump revele su plan para la lucha contra el Estado Islámico, que aunque siempre aseguró que sería sumamente efectivo, nunca dio detalles al respecto.
Una de las promesas que más partidarios le ganó fue la de crear “millones de empleos” para los ciudadanos. Sin embargo, jamás especificó cómo lo lograría, por lo que los estadounidenses deberán esperar que su estrategia de “devolver las empresas, industrias y trabajos al país” de resultados.
Por otro lado, y como muchos republicanos, el magnate no comulga con la idea de que el calentamiento global y el cambio climático sean un problema, y mucho menos que sea causado por la actividad humana. Ha prometido en reiteradas ocasiones que potenciará las industrias, la manufactura y la producción del carbón, el petróleo y el gas natural.
Los primeros 100 días del mandato de Trump, que iniciarían el 20 de enero de 2017, serán cruciales para definir su gobierno.
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