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Yoani Sánchez, la periodista cubana que denunció al gobierno castrista mediante su blog Generación Y y luego con el diario digital 14ymedio.com, notificó en su cuenta de Twitter la muerte de líder de la revolución cubana, Fidel Castro.
"Muere Fidel Castro y su hermano Raúl lo anuncia en la televisión nacional", fue uno de los primeros trinos de la referente de la disidencia cubana.
"Todavía muchos en La Habana no se dan por enterados, las calles vacías en mi edificio. silencio", añadió. Sobre ese silencio, Sánchez reflexionó: "El silencio se extiende, es madrugada, pero el miedo se palpa en el aire. Vienen días complicados".
La periodista informó -a través de su cuenta en Twitter y en el portal del diario digital que fundó-, que la televisión oficial comenzó una programación especial con documentales y alusiones constantes a Fidel Castro. Además, tuiteó una imagen de la conductora que en televisión informaba del suceso: "Una errática y nerviosa locutora de Tv, vestida de negro, habla sobre reacciones por muerte de Fidel Castro".
Sánchez recordó parte de lo vivido por ella y su familia en la Cuba de Fidel, pero sin decirlo explícitamente, celebró su muerte: "Mi madre creció bajo Fidel Castro yo nací bajo Fidel Castro. mi hijo nació bajo Fidel Castro, mis nietos nacerán sin Fidel Castro. Fidel murió este 25 de noviembre, pero el "fidelismo" lleva varios años sepultado", expresó. "El hombre que decidió cada detalle de la Cuba en la que nací y crecí, ya no está. Una extraña levedad se extiende por la isla", agregó.
Sin embargo, a pesar de indicar que su país "dio el portazo final al siglo veinte", advirtió que "hay que estar atentos a cualquier vuelta de tuerca represiva. En momentos así el oficialismo se pone muy nervioso".
La periodista destacó que durante los últimos días el gobierno había realizado ejercicios militares. "La represión contra activistas había aumentado especialmente en los últimos días. ¿Preparando el funeral?", expresó.
Y es que, más allá del impacto mundial por la noticia, para Yoani Sánchez la madrugada en La Habana parece no acabarse nunca: "Es larga, silenciosa, en vilo. Pudo controlar un país hasta el mínimo detalle, pero no pudo cambiar el curso del tiempo, el inevitable fin de la vida".
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