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Hillary Clinton, la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, supera en dos millones de votos al presidente electo, el republicano Donald Trump en las elecciones del pasado 8 de noviembre.
Sin embargo, el magnate se impuso gracias al sistema del Colegio Electoral que es el que finalmente decide quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
El escrutinio continua en algunos estados, que todavía procesan los votos en ausencia o depositados en el extranjero.
De acuerdo con el Cook Political Report, portal independiente dedicado a recoger y analizar los resultados electorales, Clinton tiene 64 millones 223 mil 958 sufragios (48.1%), mientras que Trump tiene 62 millones, 206 mil 395 (46.6%).
Así, en la democracia estadounidense es posible que el candidato con más apoyo popular no sea el ganador.
A diferencia de otros países, el presidente de los Estados Unidos no es elegido directamente por los votantes en las urnas, sino que éstos votan para elegir a electores o compromisarios que formarán el llamado colegio electoral.
Cada estado tiene un número de electores según su población. El candidato que gana en un estado se lleva todos los votos electorales correspondientes a ese estado, aunque haya ganado sólo por un voto de diferencia.
No es la primera vez que esto sucede. En el año 2000, el demócrata Al Gore obtuvo unos 500.000 votos populares más que George W. Bush. Al igual que Clinton, Al Gore perdió las elecciones al no superar el listón de los 270 votos de colegio electoral necesarios para alcanzar la Casa Blanca.
Este sistema electoral se establece en la Constitución de 1787, cuando llevar a cabo una campaña electoral a nivel nacional era practicamente imposible por el tamaño del país y las dificultades de transporte y comunicación. En ese caso, se temía que los ciudadanos optarían por su candidato local, lo que siempre daría el triunfo a los candidatos de las grandes ciudades, quienes dominarían la política nacional.
Actualmente, el escenario ya no es el mismo. Sin embargo, un cambio en el sistema electoral implicaría una reforma constitucional, lo que es poco probable.
*Con información de agencias y BBC
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