El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, amenazó hoy con abandonar la Corte Penal Internacional (CPI) ante las críticas de los países occidentales por la guerra contra las drogas iniciadas por su administración.
El mandatario calificó al organismo internacional de "inútil" por no comprender las medidas antidrogas acometidas por el país asiático que ya han costado la vida de más de 4.700 personas a manos de la Policía y grupos de "justicieros".
La fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, expresó en octubre su "preocupación" por las ejecuciones de narcotraficantes en Filipinas, y señaló que vigila de cerca la situación en el país.
De confirmarse la amenaza, Filipinas seguirá los pasos iniciados ayer por Rusia, después de que su presidente, Vladímir Putin, ordenara revocar la firma de Rusia del Estatuto de Roma, la base legal que creó la Corte Penal Internacional.
"Aquellos de la Corte Penal Internacional son inútiles. Ellos (los rusos) se retiraron. Yo podría seguirles. ¿Por qué? Sólo los (países) pequeños como nosotros están maltratados", señaló Duterte antes de su partida hacia Lima para asistir a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Duterte, quien está previsto se reúna con Putin en Perú, declaró también que sería "el primero en unirse" a un hipotético nuevo orden mundial liderado por China y Rusia, tras el enfriamiento de las relaciones entre su nación con Estados Unidos.
Desde que asumiera la presidencia, el 30 de junio, las tradicionales buenas relaciones de EEUU y Filipinas atraviesan un momento delicado.
El presidente filipino, quien ha expresado su disconformidad con los ejercicios que los militares estadounidenses celebraran de manera periódica en la región, mantiene no obstante que cumplirá todos los acuerdos en materia de defensa firmados con EEUU.
Tras años de conflicto por la soberanía de un puñado de islas y atolones ubicados en el Mar de China Meridional, Filipinas ha iniciado un paulatino acercamiento hacia el gobierno chino.
Duterte y su homólogo, Xi Jinping, conversaron el pasado 20 de octubre en Pekín sobre la disputa territorial y otros aspectos durante la visita oficial que el filipino realizó.
"Con menos tensiones en el Mar de China Meridional, Estados Unidos tendrá dificultades para encontrar razones de aumentar su presencia en la región", declaró Duterte.
Además del citado atolón, Manila y Pekín se disputan parte de las islas Spratly, un grupo de más de 750 arrecifes, islotes, atolones y cayos cuya soberanía reclaman también, total o parcialmente, Brunei, Malasia, Taiwán y Vietnam.
Duterte, conocido por sus salidas de tono y el uso constante de palabras malsonantes, no suele acoger bien las críticas y, entre otras respuestas, ha calificado de "hipócrita" al Gobierno del presidente Barack Obama y ha amenazado con sacar a Filipinas de la ONU.