Rusia descartó hoy una nueva tregua humanitaria en la ciudad siria de Aleppo hasta que la oposición rompa con los yihadistas y criticó la actitud de la ONU durante el cese del fuego.
"Tendremos en cuenta la postura de la ONU, que debe trabajar debidamente con los opositores, y de aquellos que financian a esos grupos", dijo el viceministro de Exteriores ruso, Guennadi Gatílov, a la agencia Interfax.
El diplomático ruso advirtió que si la oposición no cambia de actitud "no tiene sentido hablar de nuevas pausas humanitarias que son utilizadas de hecho por los guerrilleros para reagrupar sus fuerzas y para rellenar sus reservas".
"Más aún, ¿de qué tregua más larga se puede hablar cuando esos tres días no fueron aprovechados?", apuntó, en alusión a la propuesta de Alemania de declarar una pausa humanitaria más larga en Alepo.
A su vez, lamentó que las agencias humanitarias de la ONU no pudieran aprovechar la pausa para garantizar la salida del este de Alepo de aquellos civiles necesitados de ayuda.
"Anteriormente, en la ONU nos aseguraron que estaban dispuestos a evacuar hasta 200 enfermos y para ello Rusia decidió cesar el fuego. De esa zona fueron sacados dos personas que, según se supo después, renunciaron a ser evacuados", señaló.
Gatílov admitió que a Rusia "le decepciona la incapacidad" de las agencias internacionales para llevar a cabo sus promesas y les instó a "trabajar de manera más seria con los opositores y sus patrocinadores para que no obstaculicen la operación humanitaria".
Una vez expiró el sábado la pausa humanitaria declarada por Moscú, el Ejército sirio reanudó el domingo los ataques contra Alepo, ofensiva en la que contó con el apoyo de la aviación y de las milicias libanesas de Hizbulá.
Las fuerzas gubernamentales retomaron el control de una base militar y de una torre de telefonía móvil situadas en dos colinas cerca del sur de Alepo, desde donde martillearon las posiciones enemigas.
La cancillería rusa ya advirtió el sábado por la mañana que no prolongaría automáticamente la tregua humanitaria y que todo dependería de la situación sobre el terreno.
Rusia acusó desde el primer día al Frente al Nusra y a la oposición armada siria de torpedear el cese del fuego al atacar a los civiles y combatientes que querían abandonar la ciudad por los ocho corredores humanitarios habilitados con tal fin.
Según los activistas sirios de derechos humanos y organizaciones internacionales, apenas unos pocos civiles heridos y enfermos, y algunos combatientes pudieron dejar la ciudad, mientras la ONU aplaudió la tregua, pero admitió que era incapaz de suministrar ayuda humanitaria.
El Kremlin había advertido que no permitiría que los yihadistas aprovecharan el cese de los bombardeos para reagruparse y hacer acopio de munición y pertrechos para lanzar una nueva ofensiva contra Aleppo.
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