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Las autoridades de Nueva York fueron enfáticas hoy en disculparse por la "fallida" acción policial que causó la muerte de una mujer negra de 66 años, un caso que puede desatar nuevas tensiones raciales en la ciudad.
Deborah Danner, de 66 años y con un historial de trastornos mentales, murió por dos disparos en el torso que le hizo un sargento de la Policía de Nueva York que, según reconocieron hoy las autoridades, no siguió los protocolos establecidos.
Fue algo "trágico e inaceptable", afirmó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, en una rueda de prensa de cerca de una hora para dar explicaciones sobre el suceso, registrado en el barrio de El Bronx.
De acuerdo con los datos oficiales, Danner, al parecer aquejada de esquizofrenia, tenía un comportamiento errático en su vivienda y estaba armada con unas tijeras, por lo que los vecinos llamaron a la Policía para hacerse cargo del caso.
Aunque la convencieron para que dejara las tijeras, luego tomó un bate de béisbol e intentó atacar al sargento de la Policía, que utilizó su arma para defenderse. La mujer pereció anoche por los disparos mientras era tratada en un hospital.
"Algo fue horriblemente mal", afirmó De Blasio. "Deborah Danner debería estar viva ahora", agregó la máxima autoridad de la ciudad.
El caso recuerda la muerte a manos de la Policía de Eric Garner, un hombre negro desarmado, en julio del 2014, que generó una ola de protestas por la brutalidad policial utilizada para intentar reducirlo. Se utilizó una llave de estrangulamiento no permitida.
El fallecimiento de Garner y de otros afroamericanos en distintos lugares de Estados Unidos generaron fuertes tensiones raciales durante varios meses, hasta unos niveles que no se veían en el país en varias décadas.
El jefe policial de Nueva York, James O'Neill, había ofrecido previamente otra rueda de prensa para dar explicaciones sobre el caso de El Bronx, en la que reconoció que incidentes como el del martes "incrementan la tensión" en la ciudad.
"Lo único que está claro hasta ahora es que hemos fallado", afirmó O'Neill.
Poco después, De Blasio dio una explicación más detallada, reconoció los errores cometidos en este caso, pero recordó que la Policía recibe anualmente unas 128 mil llamadas como la que derivó en la muerte de Danner.
"No se trata de una realidad sistemática", insistió.
La actuación del sargento, de raza blanca e identificado por medios locales como Hugh Barry, no estuvo de acuerdo con los protocolos que tienen Nueva York para estos casos y tampoco cumplió con el entrenamiento que había recibido para estas situaciones.
"Si se hubiera seguido las herramientas fijadas en el entrenamiento, la situación habría sido diferente", insistió el alcalde de la ciudad.
La clave del caso es averiguar por qué el sargento no hizo uso de la pistola de descargas eléctricas que llevaba y que estaba indicada para casos como ese.
Tampoco se siguió el protocolo para esperar y llamar a los equipos de emergencia médica para calmar a la mujer, que tenía un pasado de transtornos mentales.
De hecho, los vecinos recordaron que en el pasado la Policía había acudido al lugar por situaciones parecidas y solo el martes la actuación de los agentes tuvo un trágico desenlace.
El alcalde dijo que a raíz del caso de Eric Garner se comenzaron distintos programas de entrenamiento para reducir a personas desarmadas sin un exceso de fuerza y el sargento mencionado había pasado por esos programas.
De Blasio agregó que, aunque están pendientes las investigaciones, el caso será puesto a disposición de las autoridades fiscales para que decidan cómo iniciar un proceso judicial.
"Solo quiero que se haga justicia", afirmó el alcalde.
El presidente del distrito de El Bronx, Rubén Díaz Jr., calificó la actuación policial como una "atrocidad" y dijo que recuerda "la época oscura" de las tensiones raciales entre los vecinos de Nueva York y la policía.
jlcg