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Los taxistas lusos, que este lunes salieron a las calles de Lisboa en contra de la anunciada legalización de Uber, pusieron fin la pasada madrugada a su protesta junto al aeropuerto y anunciaron que volverán a marchar el próximo lunes.
Los conductores habían asegurado que mantendrían su concentración en una rotonda aledaña al aeropuerto "por tiempo indeterminado", pero alrededor de las 2.20 horas, las dos principales organizaciones que les representan les aconsejaron levantar la protesta.
El motivo, como expuso el presidente de la Asociación Nacional de Transportadores Ligeros en Carretera (Antral), Florencio Almeida, era el "riesgo" de que la Policía, que vigilaba la marcha desde que comenzó a primera hora de la mañana, bloquease y remolcase algunos de los vehículos paralizados en la rotonda.
También, sostuvo Almeida, que los propietarios de esos vehículos tendrían algún requerimiento legal, por lo que junto al presidente de la Federación Portuguesa del Taxi (FPT), Carlos Ramos, aconsejaron terminar con esa concentración.
En su lugar, anunciaron que volverán a manifestarse el próximo lunes, día 17, frente a la residencia oficial del presidente de Portugal, el Palacio de Belém, a las afueras de Lisboa.
Los taxistas marcharon contra la anunciada legalización de plataformas de transporte como la estadounidense Uber o la española Cabify, que pasarán a ser consideradas "prestadoras de servicios de tecnología".
Esto implica que, sin contar con los beneficios fiscales a los que tienen acceso los taxistas, podrán operar con permiso previo del regulador de transportes, además de que estarán obligados a tener sede o representante legal en Portugal y emitir factura electrónica.
Para expresar su descontento iniciaron a primera hora de la mañana una marcha que pretendía concluir horas más tarde frente a la sede del Parlamento luso, pero que finalmente se paralizó una hora más tarde en los alrededores del aeropuerto, donde se produjeron incidentes violentos entre los taxistas y la Policía.
jlcg