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Sao Paulo.— El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se defendió ayer de las graves acusaciones de corrupción y lavado de dinero que entabló en su contra la fiscalía. Aseguró que si le prueban algún delito irá caminando hasta la comisaría para su detención.
“Prueben la corrpución e iré a pie a que me arresten”, dijo Lula un día después de que el Ministerio Público brasileño, con funciones similares a una fiscalía, lo acusara de ser incluso el “máximo comandante” de la red fraudulenta en torno a la petrolera estatal Petrobras.
“Estoy a entera disposición de las personas serias en la fiscalía, en la policía y en la justicia. Cuando viole una ley que me sancionen para servir de ejemplo, pero, cuando no viole nada, que busquen a otro para crearle problemas”, agregó Lula en un discurso de casi una hora ante sus seguidores en un acto de su Partido de los Trabajadores (PT) en Sao Paulo, en el que lloró varias veces y evocó su origen humilde y las dificultades que superó en su vida.
La operación policial conocida como Lava Jato se dio a conocer en marzo de 2014 y ha puesto desde entonces en jaque a gran parte de la clase política brasileña. La investigación anticorrupción, considerada la más grande de la historia en Brasil, dio el miércoles un salto cualitativo al señalar al jefe de Estado entre 2003 y 2011 como cabecilla de la trama.
El político de izquierdas afirmó que las acusaciones son parte de un complot para desacreditarlo, pero advirtió: “Nada me hará dejar de luchar por lo que creo”.
“Daré todas las declaraciones que sean necesarias”, dijo. “Nadie respeta más las leyes de este país que yo”, aseguró. Sus simpatizantes lo vitorearon cuando dejó el local.
Según el ex presidente, la fiscalía no presentó ninguna prueba en su contra y se basó en “convicciones” de los fiscales.
“No me puse bravo porque no entendí lo que estaba ocurriendo. No entendí por qué habían convocado una rueda de prensa para presentar un crimen y terminar diciendo que no tenían pruebas sino convicción”, denunció Lula.
“Hoy vivimos un momento en Brasil en que la lógica ya no es el proceso ni las pruebas sino el titular. A quién vamos a criminalizar a quién vamos a demonizar con el titular. Y está ocurriendo eso desde 2005, cuando el PT comenzó a ser perseguido. Están haciendo eso conmigo y lo hicieron con Dilma [Rousseff]” , aseguró en alusión a su ahijada política y sucesora, destituida de la presidencia hace dos semanas.
Lula insistió en que el proceso en su contra partió de una “mentira” sobre la supuesta propiedad de un apartamento en la playa, del que no tiene papeles y que insisten en presentar como suyo.
“Si no saben qué hacer, pídanle disculpas a Lula. No es difícil. Yo lo hago siempre. Pero no sigan inventado cosas para intentar justificar la primera mentira. Es lo único que pido”, dijo.
De acuerdo con la fiscalía, una de las constructoras condenadas por desvíos en Petrobras compró, reformó y amuebló un apartamento de tres pisos en la playa para que fuera usado por la familia de Lula.
“Me atribuyeron un apartamento que no es mío y me acusaron de ser el comandante mayor, pero tengo la convicción de que quien mintió va a tener que construir otra versión para seguir atacándome”, insistió.
Aunque no citó específicamente que la denuncia también se extiende a su esposa, Marisa Leticia, Lula pidió respeto para su familia y admitió haberse sentido humillado cuando la policía invadió su casa y la de sus hijos para cumplir una orden de registro en la que levantaron hasta su colchón y se llevaron las tabletas de sus nietas.
Según el líder izquierdista, la intención de sus acusadores es “acabar con la vida política de Lula”, impidiéndole, si él así lo decide, buscar la presidencia en 2018.
Lula hace frente a varios cargos de corrupción y a hasta 64 por lavado de dinero. Podría ser condenado a hasta 32 años y seis meses de prisión en el peor de los casos. DPA y EFE