Centenares de miles de personas participaron hoy en cinco manifestaciones a favor de la independencia en Cataluña con motivo de la "Diada", día de su fiesta regional.
Este es el quinto año consecutivo en que los partidarios de la secesión convierten la "Diada", tradicional de día festivo para todos los catalanes, en un reclamo independentista.
Las manifestaciones se produjeron en las cuatro provincias de Cataluña -Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona- y fueron convocadas por asociaciones que son partidarias de la secesión de Cataluña para crear una república independiente de España.
La celebración, que tiene lugar cada 11 de septiembre, ha vuelto a dividir a la sociedad catalana entre separatistas y partidarios de mantener la unión nacional.
Al acabar las cinco marchas, el presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sanchez, en nombre de las asociaciones convocantes, ha declarado que Cataluña "prefiere las urnas" a los tribunales.
Se refería así al Tribunal Constitucional (TC), el máximo órgano del Poder Judicial español, encargado de velar por el cumplimiento de la Constitución de 1978.
El TC debe decidir si sanciona a la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carme Forcadell, por haber permitido aprobar un informe que abría la puerta a una vía unilateral hacia la independencia.
Sánchez desafió una posible inhabilitación de Forcadell invitándole a "volver a entrar en el salón de plenos del Parlamento de Cataluña para dar continuidad al trabajo" de la cámara catalana.
El Gobierno autonómico (en catalán, "la Generalitat"), formado por partidos que promueven la independencia, ha protagonizado los actos institucionales previos a las manifestaciones, celebradas el domingo por la tarde.
Las fuerzas constitucionalistas -el gobernante Partido Popular (PP, centroderecha), el socialista PSOE, y el liberal Ciudadanos- han reforzado sus mensajes en favor de mantener la unidad de España.
La coalición izquierdista Unidos Podemos apoya al separatismo en sus pretensión de que se convoque un referéndum sobre la independencia, aunque apuesta porque la histórica comunidad siga siendo parte de la nación española.
A una de las manifestaciones -la que se produjo en la localidad de Salt (Girona)- acudió, por vez primera, un "president" de la Generalitat, cargo tradicionalmente "neutral" en el día de todos los catalanes.
Se trata de su actual jefe del Gobierno regional, Carles Puigdemont, quien ha dicho hoy que espera haber podido convocar unas "elecciones constituyentes" antes de la "Diada" del año que viene y que este mismo mes planteará al Estado una propuesta de referéndum.
Puigdemont, al frente de un gobierno regional débil, presentará esta iniciativa durante una moción de confianza a la que se someterá el 28 de septiembre ante el parlamento catalán.
Los partidos constitucionalistas han vuelto a protestar por el hecho de que una celebración festiva y popular, el Día de Cataluña, haya sido, como dicen, "secuestrada" por el independentismo.
Aunque parezca una paradoja, la celebración de la "Diada" conmemora, en realidad, una derrota: la caída de Barcelona a manos de las tropa borbónicas durante la Guerra de Sucesión (1701-1713).
Este conflicto acabó con la firma de los históricos Tratados de Utrecht (1713), que supusieron la proclamación de Felipe V como rey de España pero a costa de grandes cesiones que convirtieron a Inglaterra en la nueva potencia hegemónica europea.
La Guerra de Sucesión fue, pues, un conflicto internacional que enfrentó a los partidarios del borbón Felipe de Anjou (España y Francia) con los países que apoyaban al Archiduque Carlos de Austria (dinastía de Habsburgo), mayormente Austria, Inglaterra, Holanda y Portugal.
En España fue una guerra civil de borbónicos contra austracistas, entre estos últimos buena parte de los catalanes, que resistieron hasta la capitulación de Barcelona el 11 de septiembre de 1714.
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