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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, acusó hoy públicamente a cinco jefes de la Policía de tener nexos con traficantes de drogas, como parte de su campaña contra ese flagelo, que ha causado la muerte de 30 supuestos narcos.
“Muchos han sospechado durante mucho tiempo que hay policías que actúan como ‘protectores de sindicatos de la droga’. La verdad, es cierto”, afirmó Duterte en un discurso por el 69 aniversario de la base aérea de Clark difundido en vivo por la televisión local.
Duterte, conocido como “El Castigador”, aseguró que tres jefes policiacos y dos retirados, uno que tiene ahora un cargo público, colaboran con traficantes de estupefacientes, según un reporte de la cadena filipina ABS-CBN.
Entre los involucrados con el narcotráfico, el mandatario nombró al superintendente Vicente Botín, exdirector del servicio de capacitación de la Policía Nacional Filipina (PNP) y de Oficina la Policía Regional 8, y actualmente alcalde del distrito de Daanbantayan, en la ciudad de Cebú.
Además al general retirado Marcelo Garbo, exsubdirector de la PNP, el superintendente Bernardo Díaz, director regional de la Policía de Davao; Joel Pagdilao, director de la Policía en la zona metropolitana de Manila, y Edgardo Tinio, jefe de la policía de Quezon City desde julio de 2015.
El presidente filipino, quien durante su campaña electoral prometió acabar con los narcos del país en sus primeros 100 días de mandato, dijo que los nexos de la policía con los líderes del narcotráfico han "contribuido al deterioro de la ley y el orden de este país".
"Lo que realmente es triste es que tuvieron el honor de unirse a las academias de la PNP de nuestro país”, indicó el mandatario y ordenó relevar de inmediato de sus cargos a los jefes policiacos involucrados para ser investigados.
Duterte exhortó a las Fuerzas Armadas de Filipinas (AFP) a continuar la "lucha sangrienta" de su gobierno contra los “narcos” en la policía, advirtió a los agentes que es un error colocarse "en la línea de fuego” y reiteró que cumplirá su promesa de "matar" delincuentes y policías por igual.
El exalcalde de la ciudad de Davao ha causado gran polémica en los últimos meses por sus políticas de gobierno, que preocupan a varios sectores de la población, como su intención de restaurar la pena de muerte mediante la horca, que fue abolida en 2006.
Duterte, conocido como el “Donald Trump filipino”, ha prometido acabar con los criminales en sus primeros 100 días de gobierno llevando a la horca a quienes cometan delitos como el tráfico de drogas, asesinato, secuestro y robo con violencia.
Además el presidente de Filipinas ordenó a las fuerzas de seguridad instaurar la orden de “disparar a matar” a todos los vendedores de drogas y otros delincuentes, que atenten contra el bienestar de la sociedad filipina.
En cumplimiento a la orden presidencial, la Policía aniquiló a 30 presuntos traficantes de drogas en operativos llevados a cabo en los cuatro días posteriores a la toma de posesión de Duterte como presidente, ocurrida el pasado 30 de junio.