Los gobiernos de Rusia y Siria lanzaron una operación de ayuda humanitaria a gran escala conjunta en la norteña ciudad siria de Alepo y los suburbios aledaños, a fin de permitir la salida de civiles.
“De conformidad con la orden del presidente ruso (Vladimir Putin) para iniciar una operación humanitaria a gran escala, Rusia junto con el gobierno sirio proporciona asistencia a la población de Alepo”, informó el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu.
En declaraciones a la prensa, Shoigu dijo que la operación se hará a través de tres corredores por los que se distribuirán alimentos y ayuda médica, con el fin de "garantizar la seguridad de los habitantes de Alepo”, según un reporte de la agencia de noticias Itar-tass.
Los civiles, agregó, podrán abandonar Alepo a través de tres corredores, mientras que un corredor más podrá ser utilizado por los militantes que desean deponer armas.
El ministro de Defensa destacó que Rusia todavía espera recibir las coordenadas de Estados Unidos de las áreas donde está estacionado el opositor Ejército Libre de Siria, que lucha desde hace más de cuatro años contra el régimen del presidente Bashar al Assad.
"Aún esperamos recibir de nuestros colegas de Estados Unidos las coordenadas de las zonas donde se colocan las unidades del Ejército Sirio Libre e información sobre qué tipo de armas y equipos tienen, el número de tanques, vehículos, etcétera”, indicó.
“Hemos insistido en conciliar a las partes de la oposición, pero militantes continuaron violando el cese al fuego establecido en los asentamientos de la ciudad y han atacado posiciones de las fuerzas del gobierno”, agregó el ministro.
Shoigui admitió que la situación humanitaria ha empeorado en Alepo y su zona conurbada, por lo que el abrir corredores humanitarios es exclusivamente para "garantizar la seguridad de los habitantes de Alepo”, subrayó, desmintiendo rumores sobre un posible asalto final.
El ministro reveló que Moscú pidió al gobierno sirio garantizar la amnistía a los hombres no implicados en crímenes de sangre que depongan las armas y evitar víctimas innecesarias.
“Más de 500 muertos y unos dos mil heridos han dejado los bombardeos de las últimas semanas”, apuntó.
El funcionario pidió a las organizaciones humanitarias internacionales unirse a esta operación a gran escala para permitir que un mayor número de personas puedan ser beneficiadas y reciban atención médica.
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