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Las tensiones entre Washington y Ankara se intensificaron el sábado debido al intento de golpe de estado militar aplastado en Turquía, después de que el gobernante de este país exigiera la extradición de un clérigo que vive en suelo estadounidense al que acusó de orquestar los hechos de violencia. Otro funcionario turco de alto rango responsabilizó directamente a Estados Unidos.
Tras manifestar su firme apoyo al presidente turco Recep Tayyip Erdogan cuando parecía que su gobierno podría ser derrocado y abrir la puerta al posible regreso del clérigo, el gobierno del presidente Barack Obama reaccionó con indignación ante su aliado de la OTAN.
"Las insinuaciones o afirmaciones públicas sobre cualquier participación de Estados Unidos en el fallido intento de golpe son totalmente falsas y perjudican nuestras relaciones bilaterales", señaló el secretario de Estado, John Kerry, a su colega turco, según el texto de la conversación telefónica entre ambos difundido por el Departamento de Estado.
El intercambio entre las partes ocurrió frente a un telón de fondo en el que Turquía cerró su espacio aéreo y dejó varados los aviones de guerra de Estados Unidos que estaban atacando a las fuerzas del grupo Estado islámico en las vecinas Siria e Irak.
En el centro de la controversia se encuentra Fethullah Gulen, quien vive en el exilio en Pennsylvania e impulsa una filosofía que combina una forma mística del Islam con una firme defensa de la democracia, la educación, la ciencia y el diálogo entre las religiones.
Gulen condenó de inmediato la intentona golpista que oficiales militares escenificaron el viernes y que derivaron en una noche de explosiones, combates aéreos y disparos que dejaron decenas de muertos. El gobierno de Erdogan dijo que Gulen ordenó el golpe.
En un discurso televisado el sábado, Erdogan dijo que Turquía jamás había rechazado una solicitud estadounidense de extradición de "terroristas". En palabras dirigidas a Washington, Erdogan solicitó la entrega de Gulen y señaló que "si somos socios estratégicos, deberían hacer efectiva nuestra petición".
Aunque Erdogan no esbozó ninguna amenaza, su énfasis en la cooperación antiterrorista entre Estados Unidos y Turquía planteó la perspectiva de un cierre prolongado de la base aérea de Incirlik en el sur de Turquía si no era atendida su petición.
El Pentágono dijo que intentaba conseguir la autorización a fin de reanudar las operaciones aéreas desde la base, al tiempo de ajustar el funcionamiento de las misiones.
Suleyman Soylu, el ministro de trabajo de Turquía, rebasó a Erdogan cuando señaló que Estados Unidos estaba detrás del golpe.
En su segunda llamada en igual número de días, el ministro turco del Exterior, Mevlut Cavosoglu, dijo a Kerry que el gobierno tenía el control de las instituciones.
Kerry reiteró el apoyo de su país al gobierno elegido democráticamente de Turquía, según un documento del Departamento de Estado, y exhortó a las autoridades a que respeten el estado de derecho y salvaguarden la vida de los civiles en su accionar frente a la intentona golpista.
JLCG