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octavio.collins@gmail.com
Varios sectores sociales en Estados Unidos encontraron en la tecnología, en particular en los smartphones y las redes sociales, una herramienta de denuncia ante los abusos policiacos que con frecuencia ocurren en aquel país.
En Norteamérica viven unos 320 millones de personas y hay 207 millones de teléfonos inteligentes. No es de extrañar que la cámara de un teléfono inteligente en manos de alguien sea utilizada para grabar cualquier situación irregular o abuso.
El caso más reciente y que da un nuevo carácter al uso del teléfono inteligente y de internet como medio de divulgación y denuncia fue el ocurrido el 6 de julio en Minnesota, cuando Diamond Reynolds transmitió en vivo por medio de Facebook Live el ataque que sufrió su novio Philando Castile por parte de policías de esa ciudad.
El video, que inicia después de que Castile recibe cuatro balazos mientras estaba en su auto, tiene más de 5 millones de reproducciones en Facebook y ha desencadenado una amplia condena de usuarios de redes sociales, quienes exigen una investigación a fondo. Se trata del más reciente de una serie de videos publicados en redes sociales, evidenciando los abusos de elementos de las policías estatales de EU contra las minorías raciales, en particular los afroestadounidenses.
En un artículo publicado por The Daily Caller, Matt K. Lewis, colaborador del diario, subrayó el papel que juegan los teléfonos inteligentes y las transmisiones en vivo como herramientas para impedir la negación de la violencia desproporcionada de la que es víctima la comunidad afroestadounidense. “En la era de Facebook Live y de los smartphones, es difícil llegar a cualquier otra conclusión que no sea el hecho de que la brutalidad policial hacia los afroestadounidenses es un problema generalizado que ha ocurrido durante generaciones”, dijo. “En ausencia de un video, ¿cuántos afroestadounidenses inocentes han sido golpeados o asesinados en los últimos 100 años por policías, con escaso o nulo escrutinio o cobertura de los medios?”, se cuestionó.
Presión. El caso que puso el foco de atención sobre los abusos de elementos de la policía fue el de Walter Scott, ciudadano afroestadounidense que en abril de 2015 se pasó una señal de alto en la ciudad de North Charleston, Carolina del Norte, fue detenido por un oficial que primero intentó inmovilizarlo con una pistola de choques eléctricos y, cuando Scott intentó alejarse corriendo, sacó su arma y disparó ocho veces, cinco de las cuales acertaron en la espalda de Walter.
Gracias al video que fue posteado en Twitter, el oficial Michael Slager fue enjuiciado por asesinato. La grabación demostró que Scott no representaba ningún peligro para el uniformado. En pocos minutos el hashtag #WalterScott era Tendencia número uno en Estados Unidos y el video se había convertido, en menos de dos horas, en la noticia más consultada en Facebook.
A partir de ese momento comenzaron a aparecer más videos, tomados por peatones, mientras policías detenían a conductores o transeúntes. Los reportes van desde amonestaciones inofensivas o insultos por parte de los oficiales, hasta eventos como el asesinato del adolescente Laquan McDonald, abatido por un agente de Chicago que le disparó 16 veces en menos de 13 segundos, hecho que quedó registrado por la cámara de la patrulla del oficial Jason Van Dyke.
Las protestas en las principales ciudades de EU, junto con la presión en redes sociales y un conato de disturbio frente a las instalaciones de la policía de Chicago, llevaron a la renuncia de varios mandos policiales y a que el presidente Barack Obama decidiera enviar al entonces fiscal general Eric Holder para prometer a los ciudadanos que habría una mayor inspección y vigilancia sobre los cuerpos policiacos.
Aunque hay quienes argumentan que una grabación así puede “sacar de contexto una acción judicial”, y existe un debate respecto a si el sistema de justicia debe permitir que sean los usuarios de redes sociales quienes se erijan como jueces y jurado, para organizaciones no gubernamentales como Stop Killing Us, registrar los hechos de violencia, como hizo Diamond Reynolds en el caso de Castile, no sólo es contundente, pues el contenido se libera en vivo, sino que impide que el video sea requisado por la policía.
Tras el asesinato de Castile, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, escribió en su perfil en esa red social: “Las imágenes que hemos visto son gráficas y desgarradoras, e ilustran el temor que millones de los miembros de nuestra comunidad viven cada día. Aunque espero que nunca tengamos que ver otro video como el de Diamond, éste nos recuerda por qué construir juntos un mundo más abierto y conectado es tan importante. Y lo mucho que queda por recorrer”.