El presidente provisional de Brasil, Michel Temer, restaura hoy el Ministerio de Cultura, dijo un funcionario, tras las quejas de algunos de los principales artistas del país, por la decisión de incorporarlo en el Ministerio de Educación para ahorrar dinero.

La desaparición del Ministerio de Cultura era parte de medidas de Temer para reducir un déficit presupuestario récord eliminando 10 carteras del Gobierno para dejar sólo 23, en una de las primeras medidas que tomó tras asumir el 12 de mayo.

El jefe de gobierno restaurará el ministerio usando un decreto presidencial, y el diplomático Marcelo Calero, un diplomático lo encabezará a partir del lunes, dijo el sábado el ministro de Educación, Jose Mendonca Filho, en su cuenta de Twitter.

El cambio de política es el último de una serie de reveses para el gobierno interino que ha tenido que organizar con prisas una transición.

Temer recibió el mando de la mayor economía de América Latina luego que el Senado suspendió a la presidenta elegida Dilma Rousseff y le abrió un juicio por violación de normas presupuestarias. El experimentado político ha prometido una serie de reformas promercado para sacar a Brasil de su peor recesión en décadas.

Mientras, en las calles del país se viven nuevas manifestaciones, pidiendo entre otras cosas la renuncia del mandatario interino.

Ayer las dos ciudades más grandes de Brasil llenaron para protestar en contra Temer, en un intento por mantener la presión en su gobierno, a tan sólo 10 días de ocupar el cargo.

Alrededor de 2 mil personas intentaron marchar hacia la residencia del presidente, en Sao Paulo, pero la policía bloqueó el camino cerca de la casa. Encabezados por los movimientos de indigentes del país, muchos decidieron acampar a unos 300 metros de la residencia. El presidente interino había partido horas antes rumbo a Brasilia.

En Río de Janeiro, unos mil manifestantes protestaron para exigir la renuncia de Temer, aunque con expectativas diferentes: sólo parte de los manifestantes piden que se restaure en el poder a la presidenta suspendida, Dilma Rousseff.

Las encuestas señalan que la mayoría de los brasileños quieren la destitución de Rousseff, y algunos de los manifestantes del domingo pidieron nuevas elecciones, un mecanismo que actualmente no existe en las leyes electorales de Brasil.

En el campamento cerca de la residencia de Temer, el líder del movimiento, Guilherme Boulos, dijo:

“La calle del señor Temer está sitiada por el pueblo brasileño y no habrá descanso hasta que salga” y añadió a sus seguidores: “acamparemos todo lo que sea necesario. Podrá ser un vecindario elegante, pero ahora es todo nuestro”.

Temer ha enfrentado protestas a diario en varios puntos del país desde que asumió el cargo.

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