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El cruce de montaña a través de los Alpes entre las fronteras de Italia y Austria prometía convertirse en el paso preferido de los refugiados hacia el norte de Europa tras el cierre de la ruta de los Balcanes.
Para evitar una eventual avalancha migratoria desde la península transalpina, Viena apostó por levantar una muralla. Si bien esto tensó las relaciones con Roma, así como desató manifestaciones violentas en el lado italiano, el plan de contención migratorio austriaco fue enviado al archivo luego de confirmarse una drástica caída de los flujos.
“La llegada de migrantes ilegales en las últimas semanas ha disminuido casi a cero”, aseguró Angelino Alfano, ministro italiano del Interior, en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo austriaco, Wolfgang Sobotka. La aparente solución del contencioso entre Italia y Austria es resultado del pacto adoptado el pasado 20 de marzo en el que los 28 socios comunitarios delegaron a Turquía cumplió la función de guardián de las fronteras exteriores de Europa.
A partir de esa fecha, Turquía se comprometió a detener a los refugiados y a readmitir a los que sean devueltos de las costas griegas, a cambio de 6 mil millones de euros de ayuda, eximir de visados a los ciudadanos turcos que viajen al espacio Schengen —a más tardar a finales de junio— y acelerar las negociaciones de adhesión a la UE. Los resultados han sido notables. Hasta el pasado 10 de mayo habían llegado por mar a la Unión Europea 187 mil 631 migrantes, 155 mil 399 por Grecia y 31 mil 141 por Italia, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (IOM, por sus siglas en inglés).
Desde la implementación del pacto, el organismo contabiliza alrededor de 70 llegadas diarias, en comparación con los mil 500 arribos al día registrados en el primer trimestre del año, en tanto que el gobierno del premier griego Alexis Tsipras maneja una cifra de entre 50 y 60 entradas frente a 3 mil y 4 mil.
“En las tres semanas previas al acuerdo llegaron alrededor de 27 mil refugiados a Grecia desde Turquía. En las tres semanas posteriores ni siquiera arribaron 6 mil. Esta disminución es superior a lo previsto”, sostuvo Frank Steinmeier, ministro de Exteriores de Alemania.
El acuerdo igualmente ha tenido un impacto directo en el número de fatalidades. Hasta abril habían muerto mil 367 personas intentando llegar a Europa por Grecia, Italia y España. Desde el pacto con Ankara, y hasta el 11 de mayo, murieron sólo seis personas en el mar Egeo.
No obstante, los resultados del pacto se tambalean. El Parlamento Europeo advirtió que no aprobará la liberalización de visados a los turcos, prevista para junio, mientras Ankara no modifique su legislación antiterrorista. Por otro lado, en las capitales europeas aumenta la presión por colaborar con el régimen del presidente Recep Tayyip Erdogan, acusado de socavar los derechos humanos, la libertad de expresión y el régimen parlamentario para imponer un sistema presidencialista.