En su última aparición pública, que fue anteayer, Luiz Inácio Lula da Silva se mostró cansado y triste. Junto a Dilma Rousseff, en el último discurso que ella dio a sus partidarios como presidenta, él no lució una prenda de color rojo, que es el color del Partido de los Trabajadores (PT), sino un blazer oscuro y una camisa celeste. “No quiso darle al asunto un cariz de acto final”, dijo a EL UNIVERSAL un hombre del PT que pidió no ser identificado. “Porque ahora hay que trazar la estrategia para resurgir”.

Rousseff será enjuiciada y muchos creen que el propio Lula, de 70 años, ha caído en desgracia. Ya fue llevado a declarar por la policía, a principios de marzo, imputado en la megacausa de corrupción de la petrolera estatal Petrobras, aunque no formalmente acusado. Aquel día, Lula fue retirado de su casa de Sao Paulo por un escuadrón de policías y fue trasladado a la comisaría del aeropuerto de Congonhas, en la que fue interrogado durante tres horas. “Me trataron como a un delincuente”, dijo después. Sin Rousseff en el poder, y con un Congreso donde el PT está en minoría, Lula está en riesgo: los enemigos políticos que cosechó en los últimos 13 años lo quieren ver fuera de juego porque él es hoy el político con mayor intención de voto, liderando una encuesta para las elecciones de 2018 con 21%. Lula, el líder obrero, es el pasado y el futuro del PT.

Un equipo de abogados defiende al dos veces ex presidente. Cristiano Zanin Martins, el vocero del conjunto, explicó que las acusaciones contra el ex mandatario nacen principalmente en la prensa: “Por lo tanto, una de las estrategias es demandar a los periodistas que lo acusan con historias que él considera falsas”. Hasta ahora, Lula ha demandado a más de 30 reporteros. Y el número llega a 35 si se considera a los usuarios de redes sociales que publican informaciones sobre él o su familia.

Otro de sus abogados, el ex diputado Sigmaringa Seixas, dijo que hay una carrera para ver quién captura a Lula antes: el Ministerio Público de Paraná y el de San Pablo compiten, y este último ha pedido la prisión preventiva del ex presidente. Incluso, el titular dijo que Lula podría huir.

“Es un absurdo innombrable”, dijo Seixas. “¿A dónde va a huir Lula? ¿A Estados Unidos, donde está su amigo Barack Obama? ¿A Alemania, donde está su amiga la canciller Angela Merkel? ¿A Francia, donde está su amigo François Hollande?”.

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