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El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva se dijo hoy víctima de una “persecución política” por parte de los fiscales que sospechan de su participación en la trama de corrupción en Petrobras.
El exmandatario, quien el viernes pasado fue llevado a declarar por la policía, se reunió este miércoles con el presidente del Senado, Renan Calheiros, miembro del partido aliado gubernamental PMDB y también sospechoso de formar parte del esquema para desfalcar a Petrobras.
En declaraciones a senadores que fueron filtradas a la prensa, Lula habría dicho que la fiscalía quiere encontrar indicios contra él y su familia a cualquier precio.
La prensa brasileña especula desde hace días con que Lula pudiera asumir un Ministerio en el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff con el objetivo de que el exmandatario obtenga inmunidad y su caso sÓlo pueda ser juzgado por el Supremo Tribunal Federal (STF).
Senadores de la base aliada habrían pedido a Lula que asumiera la cartera de Hacienda o de Justicia con este fin, aunque Lula se mantendría escéptico al respecto, según los diarios de este miércoles.
Considerado el “padre” de los programas sociales que han sacado de la pobreza a 30 millones de personas en Brasil durante la última década, la policía lleva meses investigando la posibilidad de que Lula se hubiera beneficiado de la trama en Petrobras.
La fiscalía sospecha que Lula habría recibido donaciones ilícitas de empresas constructoras y, asimismo, se habría beneficiado del usufructo –sin ser titular- de dos propiedades: un apartamento de tres plantas en la localidad costera de Guarujá y una casa en la localidad de Atibaia, en Sao Paulo.