La Audiencia de Düsseldorf (oeste de Alemania) condenó hoy a cuatro años y medio de cárcel a un alemán de 25 años, confeso de haber servido en una tropa de asalto del Estado Islámico (EI) y haber vigilado una cárcel de torturas del grupo terrorista.
El acusado, identificado como Nils D. y residente en la vecina ciudad de Dinslaken, se integró en la milicia radical tras entrar en contacto con un grupo salafista de su ciudad, según confesó en el proceso, y a través de esa conexión viajó a Siria para unirse a la yihad.
La audiencia le declaró culpable y le impuso una pena algo inferior a los cuatro años y nueve meses que pedía la Fiscalía federal para el acusado, quien tras su detención en 2015 se distanció del EI y actuó como testigo de cargo en dos juicios contra otros presuntos yihadistas.
El juicio contra Nils D. se abrió en enero y el cargo principal contra él era haber servido en esa tropa especial de la milicia radical, cuya misión era detectar, detener y entregar a sus superiores a espías y desertores.
El procesado actuó también como guardia en una prisión de la milicia, lo que según la Fiscalía implica que tuvo conocimiento directo de las torturas a que se sometía a sus prisioneros, así como los métodos empleados hasta darles muerte.
Al menos en un caso, según la acusación, fue el encargado de enterrar en una fosa cavada en un vertedero de basura a un preso, que había sido torturado hasta la muerte.
Nils D., detenido en enero del pasado año de regreso de Siria, actuó de testigo de cargo en los juicios contra presuntos militantes del EI, donde admitió haber formado parte de esa brigada especial y haber asistido a torturas y ejecuciones de prisioneros.
De acuerdo con su confesión, el procesado viajó a Siria en octubre de 2013 y formó parte de la milicia yihadista durante aproximadamente un año.
Por entonces consideraba que los desertores y espías a los que debía perseguir y detener "merecían su destino" e incluso tras su regreso a Alemania defendió que lo mejor que podía esperar quien traicionaba a la yihad era el "martirio hasta la muerte".
De esta convicción pasó a abjurar de su antigua militancia y a reconocerse como uno de los "traidores" a los que él mismo habría debido entregar a la cúpula yihadista.
Nils D. es el primer alemán que, de retorno a su país tras haber servido al EI, ha declarado como testigo de cargo.
En los sucesivos interrogatorios a los que fue sometido ofreció una detallada información sobre la vida interna del EI y afirmó haber participado en 15 operaciones de su tropa de asalto.
Su detención se produjo en Dinslaken, la ciudad de la Cuenca del Ruhr de la que es originario y donde se concentra buena parte de los radicales islámicos de ese país.
Se estima que en Alemania hay unos 1.000 extremistas islámicos dispuestos a la violencia y que unos 600 -alemanes o extranjeros residentes- salieron del país para sumarse a las filas del EI.
El propio procesado entró en contacto con la organización yihadista a través de un primo suyo, que le introdujo en un grupo salafista de Dinslaken y desde esta posición viajó a Siria en 2013, decidido a tomar las armas al servicio del EI.
jcra