El ex presidente de Guatemala Otto Pérez Molina arremetió ayer contra sus acusadores y dijo que no sólo está detenido “ilegalmente”, sino que tratan de armar en su contra un caso con testigos y declaraciones falsas por la trama de corrupción aduanera La Línea, que le obligó a renunciar al poder en 2015.

Tras la sorpresiva decisión del juez Miguel Ángel Gálvez de suspender ayer la audiencia de “etapa intermedia” en la que se decidirá si va o no a juicio, el ex jefe de Estado lamentó, en una improvisada rueda de prensa, que se haya aplazado la diligencia para una fecha aún no determinada.

Menos de una hora después de haber iniciado la audiencia el juez Miguel Angel Gálvez decidió suspenderla debido a que la Procuraduría, que representa los intereses del Estado, presentó un recurso de apelación contra la decisión del magistrado de no permitirle participar en el proceso. El juez dijo que para evitar que la Procuraduría se viera afectada se suspendía la diligencia judicial.

En la audiencia por primera vez Pérez Molina y su ex vicepresidenta Roxana Baldetti se vieron las caras tras permanecer meses en prisión acusados de corrupción.

El ex mandatario reiteró que las acusaciones en su contra se deben a una “injerencia” del gobierno de Estados Unidos a través de la Cicig, un ente de las Naciones Unidas que trabaja en el país centroamericano desde 2007.

“No me digo inocente, yo soy inocente (...) Lo vuelvo a repetir, aquí detrás de esto sigue estando la Cicig, que se ha convertido en una herramienta de Estados Unidos” en manos del embajador Todd Robinson.

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