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El fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, propuso ayer al Tribunal Supremo que se mantenga el nombramiento del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como ministro, pero sin el fuero privilegiado que le blinda ante los tribunales comunes, informaron fuentes oficiales.
El nombramiento de Lula como ministro de la Presidencia está suspendido de forma cautelar en función de la decisión de un juez del Supremo, aunque el pleno de esta corte tendrá la última palabra sobre el caso.
El magistrado que suspendió la designación, Gilmar Mendes, consideró que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ofreció a Lula el cargo con la intención de obstruir la justicia, puesto que el ex presidente es investigado por lavado de dinero en un caso relacionado con la corrupción en Petrobras.
Lula da Silva, en tanto, defendió ayer su papel en el gobierno de su sucesora: “No quiero mandar, quiero obedecer y compartir decisiones y creo que puedo contribuir”, afirmó durante una rueda de prensa concedida a corresponsales extranjeros en Sao Paulo.
También admitió que el escándalo de corrupción ha afectado al país y a la región. “La crisis de Brasil afecta mucho a la región. Nosotros ayudamos a construir una imagen mejor de América Latina, de América del Sur y de Brasil, con un Brasil protagonista”.
Sobre el caso en Petrobras, Lula da Silva apuntó: “Es importante que se investigue quién robó dinero, pero no es necesario hacer de eso un espectáculo”.