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La Habana.— Barack Obama apostó por Cuba, arriesgó capital político, viajó a La Habana, bebió mojito, visitó un “paladar” o restaurante no estatal, acudió a un juego de beisbol, repudió el embargo económico que Estados Unidos impuso en 1962 contra la revolución comunista, pidió libertad y democracia para los cubanos y el fin de la represión y… dejó la pelota en la cancha de Raúl Castro.
Tras la histórica visita del presidente de EU al vecino rebelde, el siguiente paso es verificar hasta dónde está dispuesta a abrirse políticamente la revolución que Fidel Castro instaló en 1959 y que está bajo control del Partido Comunista de Cuba (PCC), única fuerza partidista legal en la isla.
El régimen ha reiterado que aunque acepta reformas económicas que permiten el surgimiento de un sector empresarial privado, “jamás” habrá apertura política, por lo que el sistema unipartidista seguirá intacto.
En su primera plana de ayer, el periódico Granma, órgano oficial del PCC, destacó: “No somos opositores a EU, somos hermanos de su gente de bien, sencilla y creadora, y le tendemos la mano a su gobierno, siempre que esté dispuesto a respetar el camino elegido por Cuba, que tanta sangre y sacrificios costara”.
En un retador mensaje el martes ante Castro con el que confrontó al PCC en el último día de una histórica visita que inició el domingo anterior, Obama pidió elecciones “libres y democráticas” para que el pueblo escoja a sus gobernantes. Al reafirmar que el futuro de Cuba debe estar “en las manos” del pueblo, Obama sugirió a su anfitrión despojarse del temor a que los cubanos tengan libertad de expresión, se organicen en partidos distintos al PCC y voten en comicios libres. El futuro “ya está en manos” de los cubanos y desde 1959, replicó Granma. Los cubanos, añadió, escucharon “con disposición amistosa” al presidente que, en un acuerdo logrado con Castro en diciembre de 2014, propició el inicio de un proceso para normalizar los nexos bilaterales. Los lazos diplomáticos fueron restablecidos en julio de 2015 y, pese a que el bloqueo persiste, Obama y Castro avanzaron en diversos acuerdos.
El periódico portavoz subrayó que Obama actuó “no tan veladamente” y estableció “condiciones”. “La diferencia estará, sin dudas, en el criterio de corrección o de conveniencia que establezcamos. El modelo de sociedad al que aspiramos no es la corrupta Miami, como propone Obama con insólita candidez”, expresó Granma.