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En una jornada que le permitió digerir una “amarga victoria” de apenas cuatro votos de diferencia, Hillary Clinton defendió ayer su triunfo en Iowa frente a Bernie Sanders.
“Hemos ganado y esta victoria nos da más bríos para conseguir convencer en New Hampshire”, aseguró ayer Clinton. A pesar de que la campaña de Clinton intentaba ayer mostrar su mejor cara, el hecho de que se haya visto amenazada en Iowa por Sanders, que hace apenas nueve meses era un completo desconocido en ese estado, los observadores coincidían ayer en hablar de una amarga victoria bajo mínimos.
“No me queda duda de que para cualquier estratega de campaña, esta victoria bajo mínimos tiene un sabor amargo porque hace no mucho todo el mundo pensaba en una coronación fácil de Clinton”, consideró Juan Carlos Hidalgo, analista del Cato Instituto.
A su vez, el gran perdedor de las primarias en Iowa, Donald Trump, se replegaba hacia New Hampshire con la esperanza de recuperar la condición de candidato inevitable a la presidencia el próximo 9 de febrero, mientras arremetía contra los medios de comunicación que se han enfocado en lo malo de sus resultados, pero no en las cifras récord de participación a su favor.
“Los medios han sido injustos al no reportar la afluencia sin precedentes que se registró en Iowa para apoyar mi candidatura”, se quejó Trump, quien ayer se mostró menos locuaz que de costumbre a través de su cuenta en Twitter. Con las heridas de una derrota inesperada, Trump se trasladaba y reunía con sus asesores para asegurar una victoria en New Hampshire. Las últimas encuestas colocaban a Trump con 38% del respaldo entre la base republicana, muy lejos del 14% de Ted Cruz y del 10% de Marco Rubio.
En una jornada de valoración dispar, la mayoría de los analistas coincidían en señalar que el mal desempeño de Clinton en Iowa se olvidará cuando se alce con una victoria en Nevada y en Carolina del Sur los próximos 20 y 27 de febrero. “Al defender su victoria ante Sanders en Iowa, Clinton ha buscado evitar una vergonzosa imagen de dos a cero en el comienzo de 2016”, consideró el analista de la Universidad de Virginia, Larry Sabato.
“En este sentido, incluso si Sanders gana New Hampshire, como se espera, Clinton puede decir que la victoria de su adversario es producto de un regionalismo que se olvidará rápidamente cuando gane en Nevada y Carolina del Sur, añadió Sabato.
“Muchos aseguran que Hillary arrasará en Nevada y luego en Carolina del Sur gracias al voto hispano y al afroestadounidense. Pero yo no estoy tan seguro porque Sanders ha conseguido sumar apoyos importantes en Nevada, donde los sindicatos y las organizaciones defensoras de la causa migrante han comenzado a considerarlo seriamente”, afirmó Greg Guma, un operador político familiarizado con la carrera política de Sanders en Vermont.
Mientras, en el bando republicano, tras la derrota de Trump, las alianzas se recomponían en torno a Cruz y Rubio, los dos ganadores de Iowa.
“Cruz ganó sobre todo porque tuvo de su lado el dinero que invirtió desde hace meses y la organización sobre el terreno. Además de la lealtad de los electores conservadores y evangelistas que lo ven como uno de los suyos”, aseguró Emily Ekins, analista de Cato Institute. “Aunado a ello, Cruz consiguió ampliar su base a los llamados libertarios y a los llamados demócratas de Reagan para superar así las expectativas que levantó Donald Trump”, añadió Ekins en alusión a los electores que acudieron por primera vez a unos caucus o cabildos gracias al entusiasmo que levantó Trump.