Yulia Vitun, quien en sus mejores días figuró entre las 50 mejores patinadoras sobre hielo del mundo, no piensa volver a Ucrania.

Abandonó su país hace año y medio y desde entonces vive en la ciudad de Brujas, en donde aprende neerlandés entre afganos, iraquíes y sirios para tratar de abrirse paso en una sociedad que no le reconoce sus títulos.

“Es realmente frustrante tener que empezar desde abajo cuando eres incluso mejor que los maestros, pero es el precio que hay que pagar cuando te ves forzado a iniciar una nueva vida”, dice a EL UNIVERSAL la ex campeona de patinaje artístico sobre hielo.

“No tengo planes de volver, no hay empleo, no hay expectativas para mí ni mi hija, la situación es triste”, continúa la originaria de Dnipropetrovsk, la tercera ciudad más grande de Ucrania, localizada al este del país, a unas cuantas horas de los territorios disputados entre el Ejército y las fuerzas prorrusas.

Su caso ilustra la crisis humanitaria que viven los ucranianos desde la Revolución de Maidán, que se tradujo en la caída del gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich en febrero de 2014.

Las condiciones particularmente se han agravado como consecuencia del conflicto armado en el este de Ucrania y la anexión unilateral de la península de Crimea por parte de Moscú.

La situación ha llegado a tal nivel que los ucranianos representan una de las mayores diásporas en el mundo, afirma un estudio de la Fundación Bertelsmann.

“Asolada por conflictos armados y crisis económicas, Ucrania se ha desvanecido de la opinión pública a la luz de la situación de los refugiados y el terror perpetrado por el Estado Islámico”, sostiene el grupo con sede en la ciudad alemana de Gütersloh.

Según la investigación, de los 52 millones que habitaban Ucrania en 1991, quedaban 45.4 millones en 2015. Debido a su condición de ilegalidad en la que viven la mayoría de los migrantes ucranianos, se estima que entre 2 y 7 millones radican en Rusia y la Unión Europea; mientras que en el resto del mundo habría entre 5 y 6 millones.

Los habitantes del este de Ucrania, de habla rusa y de menor nivel académico, suelen emigrar hacia Rusia, mientras que los más educados se abren camino hacia occidente.

En total, 858 mil ucranianos han buscado refugio en Rusia, 127 mil en Bielorrusia y 6 mil 540 en Alemania. Además, habría que sumar 1.8 millones de desplazados internos, según la ACNUR.

“Incluso años antes de que Ucrania se viera sacudida por la protesta de Euromaidán, muchos estaban abandonado el país debido a la situación política y a una corrupción rampante”, sostiene el análisis realizado por los investigadores Gabriele Schöler y Tim Lewis Poppenborg.

No obstante, “la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, la debilitante crisis económica y, en particular, el conflicto que tiene lugar en el este del país han incrementado el número de ucranianos que migran”.

El documento sostiene que la llegada al poder del presidente proeuropeo Petro Poroshhenko reforzó la identidad ucraniana y alimentó la esperanza de sacar adelante las reformas requeridas para frenar la fuga de cerebros; sin embargo, fue incapaz de concretar los cambios y limitar el poder de los oligarcas.

“Aun cuando la mayoría de los ucranianos están contentos con lo logrado por las protestas de Euromaidán, el optimismo ciudadano acerca de una mayor democratización y erradicación de la corrupción ha desaparecido”.

Los analistas identifican como uno de los principales detonantes del éxodo el decreto que obliga a prestar servicio militar a los hombres entre 20 y 27 años. Durante 2014, 85 mil 792 civiles no acudieron al llamado bélico.

A partir de julio, los ucranianos esperan viajar sin visado a la UE (con excepción de Irlanda y Reino Unido). Los expertos advierten que esto podría acelerar la salida de ciudadanos, si el bloque comunitario no contribuye a generar las condiciones para que permanezcan en el país.

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