Marina Padilla es mexicana, vive en Madrid y tiene 15 años. Pero su madurez sorprende. Quizá por eso pero también por su inteligencia y por su gran capacidad de comunicar, fue elegida entre más de 3 mil estudiantes españoles para participar, hace unos días, en Roma, en el Congreso Mundial de la Fundación Pontificia Scholas Ocurrentes, una red mundial de escuelas dedicada a promover la cultura del encuentro y desarrollar programas de promoción social en zonas desfavorecidas del mundo, creada hace tres años en Buenos Aires (Argentina) por el papa Francisco.
Estudiante de cuarto curso de la ESO (Educación Superior Obligatoria) en el colegio El Pilar, donde se han educado algunos líderes españoles como el ex presidente José María Aznar, Marina fue la encargada de hablar con el Pontífice sobre acoso escolar. Le externó la preocupación de los jóvenes ante este problema y le mostró un documento que elaboraron con propuestas para frenar el llamado bulliyng. “Algo que se está normalizando en España y ante lo que no se hace nada para evitarlo”, como le explicó la joven.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Padilla reconoce que asistir a una audiencia con el papa Francisco fue una experiencia “que nunca en mi vida podré olvidar”.
“El papa Francisco me pareció una persona muy humana. Pero lo que más me sorprendió de él es su mirada, que es impresionante. Cuando le hablas te sientes muy escuchada, es como que sólo tiene ojos para ti”, relata. “También me gustó mucho el que cuando le hablaba me miraba a los ojos, y eso muy poca gente lo hace, y me prestaba toda la atención del mundo. Y eso pese a que él es un líder, una persona muy influyente, y yo soy sólo una chica de 15 años”, añade.
“Además es un hombre con una fuerza increíble”, explica. “Por la edad y por todo lo que hace cada día se le ve cansado. Pero al hablar con él y verle sonreír, verle cómo hace bromas, te das cuenta de que es un hombre lleno de energía, muy vivo, lleno de fuerza y con muchas ganas de seguir haciendo cosas. Y eso te lo transmite”, asegura.
De su visita al Vaticano, la joven cuenta que los asistentes del Papa les dieron muy pocas recomendaciones antes de que se celebrara la audiencia. “Me dijeron que en el Vaticano había mucho protocolo, pero que él siempre trataba de romperlo. Así que sólo nos explicaron que fuéramos extremadamente respetuosos con él pero nada más. Bueno, también nos pidieron que fuéramos vestidos de negro, aunque algunos no lo cumplieron, que no lleváramos tacones ni vestidos ni faldas más altos de la rodilla, y que no le tomáramos fotos”, añade. Ella le llevó una fotografía de todo su curso. “Le llevé una fotografía nuestra que nos firmó y que hemos puesto en el colegio”, relata.
Nacida en la Ciudad de México y residente en Madrid hace algunos meses, la joven lamenta no estar en México para la visita del Papa. “Me da mucha pena no estar allí, aunque estoy muy contenta por el hecho de que vaya porque para mi país esta visita es muy importante. Sobre todo en un momento tan difícil por el que estamos viviendo con las desapariciones y el crimen organizado”, asegura.
“Creo que a México, un país tan creyente, le va a venir muy bien su visita... Con todo lo que está sufriendo la gente, creo que va a llevar a nuestro pueblo mucha esperanza”, concluye.
