Un niño que pedía limosna en las calles de Indonesia parecía haber tenido un horrible accidente que le dejó huellas de quemaduras imborrables.

Hasta que literalmente fue desenmascarado por tres hombres que le quitaron el maquillaje hecho a base de plástico con el que éste simulaba tener la cara totalmente quemada.

Alrededor de él, un tumulto de gente observó cómo el maquillaje desapareció de manera fugaz, dejando a la vista la tierna piel del infante.

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