Beirut.— El régimen del presidente sirio Bashar al-Assad no dará concesiones en las negociaciones de paz previstas para hoy, declaró ayer Hilal al-Hilal, funcionario del gobernante Partido Baath.
Al-Hilal formuló sus comentarios antes de comenzar el diálogo en Ginebra, convocado para poner fin al conflicto que lleva casi cinco años y que ha ocasionado la muerte de unas 250 mil personas. Sin embargo, es probable que este encuentro sea pospuesto.
Las conversaciones en Ginebra son parte de un plan de la ONU que estipula una transición política de 18 meses. La oposición siria sostiene que Al-Assad no debe tener ningún rol en el futuro de Siria, incluso durante el periodo de transición. El presidente, cuya familia ha gobernado el país árabe por más de cuatro décadas, ha dicho que renunciaría únicamente si pierde elecciones.
El principal negociador de la oposición, Mohamad Alloush, dijo que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, los había presionado para participar en las conversaciones de Ginebra a fin de negociar un alto de los bombardeos rusos, el levantamiento de bloqueos y la liberación de detenidos, medidas que ha insistido que deben implementarse antes de que avance cualquier negociación.
Sobre el diálogo, el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, expresó que quiere que también grupos rebeldes islamistas participen. “¿Dónde habría que encontrar sectores moderados después de más de cinco años de guerra civil y violencia extrema?”, justificó en una entrevista publicada por el dominical Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung.
“Pasó hace tiempo el momento en el que podíamos elegir a los interlocutores y a los participantes en las negociaciones. Por supuesto que en la mesa no hay lugar para terroristas o extremistas que sólo quieren boicotear una solución política”, indicó.
Sin embargo, añadió, hace falta contar con personas de todas las partes “que representan a la sociedad siria y ejercen un poder de facto”.
Previo al posible inicio de las conversaciones se divulgó que fuerzas en favor del gobierno de Al-Assad volvieron a tomar una ciudad clave que estaba en manos de los rebeldes en la provincia costera de Latakia.
La recuperación de la ciudad de Rabiya en la provincia de Latakia allanó el camino para una incursión hasta la frontera con Turquía, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La televisión estatal siria confirmó la captura de Rabiya. Turquía apoya a los insurgentes que combaten a las fuerzas de Al-Assad, quien cuenta con el respaldo de Rusia e Irán. El Observatorio describió a Rabiya como “la segunda base más importante para los combatientes [rebeldes] en Latakia” después de la ciudad de Salma, que fue tomada por fuerzas pro gubernamentales este mes.
El grupo de derechos humanos también informó que al menos 164 personas, incluidos 43 niños, murieron en tres días, debido a los bombardeos de las fuerzas aéreas de Rusia y de Siria en Deir al-Zour y Al-Raqqa.
La campaña área se produce en respuesta a la ofensiva lanzada hace una semana por el Estado Islámico desde el noroeste de Deir al-Zour para hacerse con el dominio de los territorios que aún controla el régimen.
Talibán difunde condiciones. Entretanto, el talibán difundió una serie de condiciones antes de iniciar las conversaciones de paz con el gobierno de Afganistán, entre ellas que su oficina política en Doha, Qatar, es la única entidad autorizada y responsable asignada para llevar a cabo las negociaciones. Además, exigió su eliminación de la “lista negra” de organizaciones terroristas de la ONU, la liberación de sus miembros presos y el fin de la propaganda “venenosa” en su contra.