Más Información
“El Mayo” Zambada: AMLO tiene razón, los balazos son peligrosos; María Scherer relata encuentro antes de que fuera secuestrado
“Mexicana de Aviación, un proyecto que sangra dinero y que ha costado más de 35 mil mdp”; Juan Carlos Machorro en Con los de Casa
Profepa clausura empresa que contaminó río Atoyac con aguas residuales; continúan trabajos de saneamiento
Palestinos celebran alto al fuego entre Israel y Hamás en la CDMX; piden romper relación con Netanyahu
Tsai Ing-wen, elegida ayer presidenta de Taiwán, es una docente moderada, pragmática y de gran capacidad, que ha logrado un éxito histórico para su Partido Demócrata Progresista (PDP) a pesar de una corta experiencia política.
Considerada “previsible” y “conciliadora”, a Tsai, de 59 años, le gusta escuchar más que hablar, y uno de sus modelos es la canciller alemana Angela Merkel.
“Su fuerza no viene de su carisma en la multitud. Pero su capacidad de razonamiento y su determinación es lo que necesitamos para gobernar un país moderno”, dijo Tsai en una entrevista televisiva sobre las cualidades que admira de Merkel. Los compañeros en el PDP la describen como la “Angela Merkel de Asia”.
Con un doctorado en la Escuela de Economía de Londres y experiencia docente y gubernamental desde 1993, Tsai ha escalado la compleja cumbre política de Taiwán, con un perfil moderado.
En la década de 1990 participó en las negociaciones para la adhesión de Taiwán a la Organización Mundial del Comercio y fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional. En el gobierno del independentista de Chen Shui-bian (2000-2008) fue viceprimera ministra y titular del Consejo de Asuntos de China Continental. Se volvió miembro del PDP en 2004, logró encaramarse a la presidencia y convertirse en candidata presidencial en los comicios de 2012, que perdió ante Ma Ying-jeou.
Tsai volvió a la cabeza del partido en 2014. Respecto a China, defiende el “mantenimiento del estatus quo” y de la “paz y estabilidad en el estrecho de Formosa”, pero se niega a aceptar que la isla sea parte de China o el llamado “Consenso de 1992” (“Una China, con dos interpretaciones”).